Durante el coloquio, Nacho Ares fue preguntado por las momias y otros elementos que se encuentran en museos y colecciones privadas fuera de Egipto. Negó que todas ellas fuesen resultado de un expolio. "El Museo Arqueológico Nacional, en Madrid, tiene la segunda mejor colección del mundo de vasos griegos, y nadie piensa que España haya estado expoliando a Grecia -ejemplificó-. La inmensa mayoría de las piezas salieron de forma legal, las han entregado los propios egipcios y son las mejores embajadoras de Egipto en el exterior".

Recordó que esta situación se ha producido en otros países, como España, y citó los patios renacentistas vendidos tras la desamortización de Mendizábal y que ahora se encuentran en el Metropolitan de Nueva York y otros museos. "Hasta 1982 o 1983 no hubo una ley que prohibiese sacar antigüedades de Egipto y es difícil que las piezas vuelvan a su lugar de origen -apuntó el egiptólogo-. Tal vez la piedra Rosetta, que es emblemática, pueda ser cedida para una exposición temporal".

Sobre las momias que siguen sin ser descubiertas, no descartó que hubieran podido ser destruidas. Mencionó el relato de la egiptóloga decimonónica Amelia Edwards para recordar que algunas eran arrojadas al río por su mal olor. Eran, claro, otros tiempos, en los que algunos protoegiptólogos accedían a las cámaras funerarias tras volar su acceso con dinamita. Se comerciaba con las piezas y el egiptólogo Émile Brugsch llegó a colaborar con el ocultista Aleister Crowley. Hoy, dijo Nacho Ares, la mayor parte de los coleccionistas ceden piezas para exposiciones. El coleccionismo de antigüedades, recordó, reporta beneficios fiscales en otros países.