Entre dos años y treinta meses debían de esperar los futuros padres desde que comenzaban los trámites de adopción de un menor procedente de la Federación rusa en la última década. Pues bien, ahora este tiempo podría acortarse debido a que en Galicia no hay familias en espera. "Ahora va un poco más rápido, entre comillas, ya que no es un proceso exprés, digamos que los procesos son más cortos", comenta la abogada en Derecho internacional -entre otras materias del Derecho- y delegada en Galicia para Asociación de ayuda a la Infancia del mundo (AAIM), la única entidad colaboradora de adopción internacional para Rusia, María Flórez. Su sede se ubica en Vigo.

Cada comunidad en España siguió un curso distinto desde el pasado verano; en toda Cataluña se celebraron juicios (preasignaciones) igualmente, a pesar de la situación pendiente de convenio con Rusia.

"No creo que Rusia sea tan restrictiva con las adopciones internacionales; hago la comparativa con Etiopía, ya que estuve varios años trabajando en adopciones internacionales con ese país", sostiene Flórez. "Hay mucha más documentación y burocracia que hacer para la Federación Rusa, eso sí". Consultada sobre el cirílico -alfabeto usado por los rusos- y otras complicaciones que parecen a priori, importantes, asegura: "Las traducciones se hacen en Rusia siempre".

Hay un cursillo obligatorio para prepararse en la adopción y los adoptantes deben de prepararse para dos o tres viajes a Rusia, estancia incluida. El tercero de ellos estará condicionado por la rapidez con la que se expida la sentencia del juicio en el que se autoriza la adopción en Rusia.

Desde que el niño está adoptado; es decir, de la entrada en vigor de la autorización judicial de la adopción, hay unos informes de seguimiento obligatorios del niño hasta que cumple la mayoría de edad.

Con respecto a las restricciones de enfermedades que pudieran tener los progenitores adoptantes, Flórez asegura: "El tema de las enfermedades es muy serio; es inviable adoptar con e cualquier enfermedad terminal o incapacidad muy grave". Y recuerda que "la ley siempre protege a los menores". "Un cáncer puede o no afectar; cada caso es un mundo", insiste la abogada María Flórez.