El relevo en la Jefatura del Estado, previsto para el próximo jueves en Madrid, conlleva un sinfín de preparativos oficiales planificados al dedillo. El austero planteamiento de la ceremonia, sin invitados de otras casas reales ni miembros de gobiernos extranjeros, abre el interrogante acerca del "look" que elegirá la Princesa de Asturias para el momento en el que se convertirá en reina consorte tras la proclamación de su marido como nuevo Rey de España.

Las quinielas están abiertas. Existe alta probabilidad de que sea Felipe Varela, modista favorito de Letizia, quien la vista para la ocasión. Lo contrario sorprendería a más de uno, si se tiene en cuenta que la aguja y del dedal de Varela acompañan a la esposa de Felipe de Borbón en actos tan relevantes como las ceremonias de entrega de los premios Príncipe de Asturias o para recepciones a mandatarios, como la del pasado 9 de junio al presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su esposa, Angélica Rivera. En esa ocasión la princesa estrenó un Varela blanco de 825 euros. El vestido, con la espalda transparente, cubierta por una tela con un estampado de tirabuzones, se encuentra agotado en la página web de la firma.

La expectación por ver a la nueva reina ataviada para la ocasión es tanta que hasta el diseñador belga Edouard Vermeulen, elegido por Máxima de Holanda para el acto de abdicación de la Reina Beatriz, y por Matilde de Bélgica para la coronación de su marido, propone para la nueva soberana un vestido rojo, largo, con un hombro al descubierto.

Se trata de un vestido muy "Máxima Zorreguieta", pero quizás menos apropiado para la sencillez de la que hace gala la todavía princesa de Asturias, poco dada a usar joyas y aditamentos.

Si Letizia sigue el ejemplo de Matilde y Máxima debería llevar una de las tiaras del joyero real para presentarse regia ante los españoles. Tal vez la famosa diadema de las flores de lis, que perteneció a Victoria Eugenia y que forma parte de las llamadas "joyas de pasar", las que Sofía cederá a la nueva reina, según lo dispuesto por la esposa de Alfonso XIII en su testamento.

No es menos cierto que la mujer de Juan Carlos I no llevó tiara en la proclamación de 1975. La Reina acudió al acto con un conjunto de abrigo y vestido largo en un rosa palo, realizado por las hermanas Molinero, dueñas del taller madrileño que le ha confeccionado a la madre de Felipe VI numerosos diseños firmados por Valentino.

De momento, y hasta que llegue el jueves, habrá que conformarse con imaginar vestimentas para el gran día. El ejemplo de Máxima y Matilde precede a Letizia. La reina consorte de Bélgica escogió hasta tres modelazos diferentes para la ocasión. El primero fue un diseño de Vermeulen en rosa empolvado con un discreto escote en la espalda. Por la tarde, Matilde escogió un traje estampado en rojo y rosa con el que saludó a los asistentes a la celebración. Por la noche cambió el rojo por el azul y se puso un vestido estampado.

Máxima de Holanda superó a su vecina belga y se enfundó hasta cinco trajes distintos durante los eventos de su coronación. Su primera elección fue un Valentino rojo, estrenado para el sesenta cumpleaños del Príncipe Carlos de Inglaterra.

La segunda elección fue un Edouard Vermeulen, en tono nude con falda bordada. El tercer cambio de la Reina argentina fue un vestido burdeos, con pedrería en un escote y una pequeña cola, completado con un chal del mismo tono que, ante el frío reinante. Sustituyó por otro de lana en color beige.

En la coronación dejó a todos boquiabiertos con un espectacular vestido azul klein del holandés Jan Taminiau, aderezado con encaje, pedrería y bordados, combinado con una capa del mismo color.

A Máxima le vuelven loca las joyas y ese día aprovechó para lucir un broche de diamantes, unos pendientes largos con aplicaciones de zafiros y brillantes en forma floral y la tiara de diamantes y zafiros de la casa Mellerio, realizada en el siglo XIX.

Las tres hijas de los reyes de Holanda, entre ella Amalia, la heredera del trono, también dieron la vuelta al mundo con unos vestidos firmados por la casa española Pili Carrera.

Y, llegados a este punto, queda por ver como irán ataviadas Leonor, futura princesa de Asturias. y su hermana pequeña, la infanta Sofía. En 1975 fueron sus tías, las Elena y Cristina, las dos niñas que llamaron la atención con sus vestidos verde botella de terciopelo adornados por una banda de raso. A su lado, Felipe, con traje azul marino, miraba a su padre, muy serio, que llevaba el uniforme de capitán general de los ejércitos, el mismo que él lucirá el jueves. En su caso el atuendo está muy claro.