El georradar dirigido por el director de la empresa Falcon High Tech, Luis Avial, confirmó ayer la existencia de "entre 30 y 33" nichos situados en la cripta de la iglesia del convento de las Trinitarias -donde el escritor fue enterrado en 1616- que contienen material oseológico en su interior, siendo esta la primera zona a inspeccionar en la segunda fase del proyecto de búsqueda de los restos de Miguel de Cervantes.

Esta técnica no invasiva ha detectado hasta cinco zonas en el convento de las Trinitarias con posibles enterramientos. Avial ha explicado que la cripta es mucho mayor de lo que se esperaban antes de la entrada del georradar: cuenta con nichos en cuatro alturas y se distribuye en 4,80 metros de altura, 6 metros de ancho y entre 12 y 15 metros de largo. Es una obra "de proporciones muy grandes, desproporcionada según el edificio que está encima", según Luis Avial.

Los investigadores -el historiador Fernando Prado, el antropólogo Francisco Etxeberria, y Luis Avial-- han defendido en una multitudinaria rueda de prensa que lo "razonable" pasa por considerar que, de haberse exhumado los restos de Cervantes por las obras llevadas a cabo en la iglesia, se hubieran depositado en alguno de esos nichos.

Avial, por su parte, ha remarcado la importancia del segundo punto o anomalía encontrado por el georradar en esa especie de "mapa del tesoro" dibujado, con enterramientos en sentido este-oeste cercanos a la cripta y que se encontrarían "pegados a la Inmaculada". Se trata de un punto en la nave junto al crucero.

La segunda fase supondrá un análisis in situ con criterios arqueológicos y antropológicos. Se llevará a cabo en la cripta y en ella trabajará durante una semana un equipo de diez especialistas, procedentes del Instituto de Medicina Legal de Santiago y de universidades como la Complutense, la Universidad del País Vasco y la de Granada.

Sería un trabajo "poco intervencionista", en palabras de Etxeberria, ya que se accede a la cripta a través de un pasillo procedente de la sacristía. Los profesionales podrían determinar en ese mismo espacio edades y sexo de las personas allí enterradas.

Varón de 60 años desdentado

Se buscarán en la cripta los restos que pudieran ligarse sin duda a Cervantes, esto es, los huesos de un varón de unos 60 años, prácticamente desdentado, con una atrofia en su mano izquierda por las heridas causadas en la batalla de Lepanto, la misma que le dejó secuelas en el pecho por impactos de arcabuz. De no encontrarse entre la treintena de nichos de la cripta, esta segunda fase pasaría a un plan b, que implicaría una "intervención quirúrgica" en la iglesia gracias a los datos que han sido obtenidos por el georradar.