Saínza Combarro, una periodista gallega residente en Londres que cubre conflictos bélicos para la BBC, protagoniza "Dende o conflicto", una novela sobre el periodismo, la guerra, las desigualdades sociales, la pobreza y la marginación, pero también sobre los afectos y el valor de la amistad y del amor.

-Usted es activista y fundadora de una ONG, Implicad@s no Desenvolvemento. ¿Cuánto hay de su faceta de activista en esta novela?

-Aunque la actividad que desarrollo en la ONG y la de la protagonista son muy distintas sí que hay bastantes espacios en común, sobre todo en la reflexión del papel de los medios de comunicación y de la postura ante situaciones de desastre o violencia, y de la necesidad de actuar para cambiar el mundo.

-¿Otro mundo es posible?

-Por supuesto. En ello trabajo. El mundo lo hacemos cada uno de nosotros desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Y la cuestión no es que no se pueda cambiar porque las estructuras sean muy complejas, Si vestimos ropa hecha por mujeres explotadas estamos contribuyendo a que la mayoría de las mujeres del planeta sigan siendo explotadas porque no tenemos que olvidar que nosotras somos la minoría y que la mayoría es la que vive en la pobreza. Y no hay que olvidar que lo que les ocurre es responsabilidad nuestra.

-¿Y cree que la literatura también puede contribuir a este cambio?

-Yo creo en la literatura como herramienta de transformación social que apele a la reflexión y al entretenimiento. Cuando escribo, mi pretensión es incomodar a través de esa reflexión y que cada uno llegue a sus propias conclusiones.

-¿Saínza está inspirada en alguna reportera en concreto?

-No, pero la novela incluye fragmentos de textos de distintas periodistas de guerra como Sofía Casa nova; Marie Colvin, que murió en el conflicto de Siria; Lara Logan, violada durante las revueltas de Egipto. Las reporteras de guerra ejercen su trabajo en peores circunstancias que sus compañeros porque están en un entorno hostil, en las redacciones, donde su presencia aún desafía la creencia de que el periodismo de guerra es cosa de hombres, y en los lugares en conflicto. Pero no se valora que pueden acercarse a ciertas realidades que para los hombres están cerradas.