Preguntado durante el coloquio por los misterios que supuestamente encierra la pintura de "La última cena", Christian Gálvez explicó que disfrutaba con los supuestos enigmas y teorías de la conspiración que han explotado escritores como Dan Brown. Sin embargo, se mostró escéptico en cuanto al fondo de realidad de estas especulaciones. A Leonardo, dijo, "se le atribuyen muchos más enigmas de los que tiene". Argumentó que si el genio hubiese pertenecido al Priorato de Sión o a cualquier otra secta, "no se hubiesen perdido un tercio de sus escritos, se hubiesen protegido".

En torno a su supuesta herejía, contó que Leonardo "jugó a la dualidad" en ese terreno, y que recibió la extremaunción poco antes de morir.

Sobre los personajes que aparecen "La última cena", descartó que el segundo por la derecha, con barba y con aspecto avejentado, fuese el propio Leonardo. "Cuando la pintó, no tenía más de 45 años", precisó.

Sí reconoció la ambigüedad del aspecto del personaje que corresponde al apóstol San Juan, figura en la que algunos ven a una mujer. "Los jóvenes que pinta Leonardo tienen un punto de hermafroditas -señaló-. El apóstol Juan era el más joven y el que estuvo con Cristo hasta el final".

Para Christian Gálvez, este mural "es una de las mayores campañas de marketing de la Historia de la Humanidad". Al parecer, le dijo a su patrón, el duque Ludovico Sforza de Milán, para el que organizaba eventos: "Cómo no voy a poder dar de comer a 350 personas si puedo dar de comer al Hijo de Dios", y le presentó la pintura.