El artista Alberto Romero (Toledo, 1965) se lamenta sin consuelo por no haber podido cortejar a Cayetana Stuart y Silva, de 88 años, con quien sueña más que con su mujer. La duquesa de Alba le corresponde con lágrimas en los ojos al agradecerle los trabajos que le dedica en exclusiva desde 2011 este escultor y pintor de formas frescas, coloristas y transgresoras que ha logrado lo que ni siquiera alcanzó Goya: un permiso de la Casa de Alba para comercializar la imagen de una de las aristócratas con más títulos nobiliarios del mundo. Romero es el autor también de la única escultura de El Greco que existe en Toledo.

-Señor Romero, explíqueme, por favor, esa obsesión que siente por la duquesa de Alba.

-Es mi musa desde hace casi cuatro años y lo que más pena me da es no haberla conocido antes. Tiene una personalidad y una forma de ser únicas. La duquesa de Alba es como de porcelana. Me fascinan sus ojos llenos de bondad y cariño, sus carnosos labios y sus lazos, pendientes, collares y gafas, siempre entonados unos con otros.

-¿Y cómo lleva su mujer esa obsesión?

-Bien. La duquesa de Alba es mi musa, sueño más con ella que con mi mujer.

-¡Pero si le saca 40 años!

-Aunque tenga 88 años le puedo asegurar que estoy encandilado y absorbido por ella. Su boca es alegre, feliz, jovial, sonriente, expresiva y llena de plenitud. A mi mujer le gusta que yo haga lo que quiero aunque a veces me tira alguna puya.

-¿Qué tipo de sueños tiene con la duquesa?

-Sueños reales de la vida misma y cada vez sueño más con ella. Todos los días antes de acostarme meto en internet las palabras duquesa de Alba. Me hubiese encantado haber podido cortejar a doña Cayetana.

-No me irá a decir que también la ve sexy.

-No sé si es sexy, sé que me gusta y ha tenido que ser la bomba.

-¿Cómo surgió esa vocación de pintor y escultor?

-Nunca fui muy buen estudiante y cuando tenía 12 años me rompí una pierna. Me pasé todas las vacaciones de Semana Santa haciendo figuras de barro. Mis padres vieron que tenía talento y entré en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Toledo para especializarme en vaciado escultórico.

-¿Qué esculpía?

-Escultura en bronce. Soy ante todo escultor y por eso mi pintura es muy textural, de relieve y matérica. Si no hubiese sido artista me hubiese encantado ser cocinero. La cocina es arte puro y duro.

-¿Cuál es su especialidad en los fogones?

-Las migas, con magro de cerdo, panceta, chorizo, ajo, pimentón de la vera picante, pimentón dulce, sal y regadas en agua. También les pongo pimiento italiano verde, huevos fritos y filetes de lomo adobado.

-¡Menudo plato! ¿Se lo ha preparado ya a la duquesa?

-La duquesa es una mujer de gustos muy sencillos a la hora de comer. Ella es feliz con una cerveza y un pincho de tortilla de patatas.

-¿Cuándo se despertó su obsesión por la duquesa de Alba?

-Expuse en el Louvre y en la Feria Internacional de Estampa-Madrid obras sobre reinas y princesas españolas de entre 1200 y 1800. Luego surgió la idea de hacer un cuadro de la duquesa de Alba que le encantó. Un día me enteré de que venía a inaugurar un centro para enfermos de esclerosis múltiple en Toledo y me colé para hablar con ella.

-¿Se coló?

Sí, tuve mucha cara. Después me apunté a una exposición de Cáceres. Llevé mis propuestas de una duquesa icono del pop. Fue en Cáceres donde les pedí a ella y a su esposo que me dieran permiso para trabajar con la imagen de la duquesa de Alba. Alfonso Díez me lo dio y me prometió el apoyo de la Casa de Alba. A Alfonso Díez le gustaron mucho mis versiones de la duquesa como icono pop.

-Así que usted ha logrado lo que no logró ni Goya.

-Los hijos de Cayetana son los que dicen que por primera vez en 600 años de la historia de la Casa de Alba hay un pintor que retrata a la duquesa para exponer libremente su obra. Goya era un pintor de cámara que trabajaba por encargo. Tengo la suerte de que a Cayetana le haya encandilado mi obra por su frescura y colorido. La verdad es que ni Goya tenía el privilegio que tengo yo de poder pintar libremente a doña Cayetana y exponer también libremente su obra.

-¿Para cuándo una maja desnuda?

-No quiero que los hijos de la duquesa se sientan incómodos.

-¿Le importa a la duquesa lo que piensen sus hijos?

-En cierta medida sí y Cayetano tiene mucho ascendente en ella. Se perecen mucho los dos.

-¿Sabe la duquesa que ella es su obsesión?

-Sabe el trabajo que hago y a veces me lo agradece con lágrimas de emoción en sus ojos. He hecho dos exposiciones en Madrid y Toledo con sus retratos y le han encantado. Ahora preparo otras muestras para Sevilla e Ibiza.

-A ver si un día vemos un duelo entre usted y Alfonso Díez.

-Alfonso Díez es un gran señor. Está enamoradísimo de su mujer. Son una pareja perfecta.

-¿Cómo está la salud de doña Cayetana?

-Acaba de cumplir 88 años y aunque esté un poco delicada se siente con muchas fuerzas y ganas de vivir. Su cabeza va mucho más por delante que sus piernas

-Así que usted se pasea como perico por su casa por los palacios de Liria y Dueñas.

-He estado varias veces en los dos. El de Liria es el típico palacio europeo grandioso e imperioso. Me gusta más el de Dueñas por su sencillez. Es un lugar lleno de recuerdos

-¿Cómo va su cabreo con las instituciones de Castilla-La Mancha por no haber incluido su escultura de El Greco en los fastos que se celebran por el cuarto centenario del fallecimiento del genial pintor?

-Estoy indignado. La escultura de El Greco es la única dedicada a este genio de la pintura en Toledo. Se hizo hace tres años y tiene casi seis metros de altura. Además, no hay que olvidar que fue una obra pagada con dinero público y creo que es injusto que no se le de la importancia que debía dársele. No sé lo que ha pasado, habría que preguntárselo al Patronato de la Fundación El Greco.