Una serie de retratos de la fotógrafa Anne Geddes centran la campaña de este año en el Día Mundial de la Meningitis de la Fundación Irene Megías, una enfermedad que deja secuelas graves para toda la vida en uno de cada cinco supervivientes.

Entre los dulces retratos de niños y adultos que sufrieron la enfermedad, la fotógrafa de renombre internacional eligió varios de todo el mundo. De ellos destaca la candidez envuelta de seda amarilla de una pequeña gallega, de nombre Victoria, que a sus cinco años sufrió la amputación de sus piernas a consecuencia de la enfermedad. Es el rostro de la meningitis que ilustra España y que busca concienciar sobre esta peligrosa afección para la infancia .

El padre de la niña, Isaac Tarrío accedió a relatar a FARO el particular calvario que vivió la familia desde que su hija padeció meningitis de tipo B en junio de 2013. "En horas empeoró, hasta que la infección hizo peligrar su vida", asegura.

Y explica por qué accedieron a participar en esta campaña: "Quisimos ayudar a frenar futuros casos; intentar que se solucione esta terrible enfermedad con una vacuna", asegura Tarrío. "No hay palabras para agradecer lo que los médicos de Santiago, con el pediatra Martinón, hicieron por la niña; aunque durante tres días nos dijeron que nos preparásemos para lo peor", recuerda.

"La pequeña sobrevivió, aunque sabíamos que podían quedar secuelas", asegura aún emocionado el progenitor. En efecto, la menor tiene las dos piernas amputadas. En enero de este año, sucedió la última operación debido a una terrible infección. Sus manos tampoco están afectadas. En total, estuvo casi seis meses en el hospital y de ellos, 40 días en la UCI pediátrica.

"A Victoria le faltan las, está empezando rehabilitación, hace un año que se curó y aún está cicatrizando las heridas", aclara maternal la delegada para Galicia de la Fundación Irene Megías, Cristina Regojo. Su padre añade: "Ahora está contenta, se ríe, juega... Va a rehabilitación todos los días y en dos meses tendrá prótesis. Ahorasu estado anímico ya es el de una niña", sonríe.

Cada año se producen 1,200.000 nuevos casos en el mundo, de los que 120.000 acaban en muerte. Quienes sobreviven suelen experimentar graves secuelas como daños cerebrales, discapacidad de aprendizaje, pérdida de audición o amputaciones de miembros.

Los síntomas iniciales pueden presentarse en forma de fiebre alta, fuertes dolores de cabeza o vómitos, que muchas veces hacen que se confunda con otro tipo de infecciones. "La fiebre es un síntoma tan frecuente que, solo en el caso de que la temperatura sea muy elevada y constante, puede hacer sospechar de un cuadro meningocócico", explican los médicos.