La tierra y los vegetales tienen memoria. El uso de insecticidas en los campos prohibidos desde hace años o el empleo permitido de otros altamente tóxicos tiene su factura. Greenpeace ha elaborado un informe al respecto y la conclusión invita a la reflexión. Si se dividiese el polen que recolectan las abejas de los campos europeos en tres partes iguales, más de dos estarían "contaminadas con un cóctel de hasta 17 plaguicidas tóxicos diferentes en una misma muestra".

Para la ONG de defensa del medioambiente, es "sorprendente resultado (...) Los productos químicos detectados incluyen insecticidas, acaricidas, fungicidas y herbicidas". Otro punto grave añadido es que, según Greenpeace, "las muestras tomadas en España están entre las más contaminadas".

Los datos se recogen en el informe "La pesada carga de las abejas" tras realizar muestras en doce países de la Unión. En ellas, se detectaron 53 sustancias químicas diferentes.

Una de las que más "intriga" ha causado a los expertos es el DDE. Este es tóxico y resultante de la degradación del DDT. Actualmente, está prohibido desde hace más de treinta años. La tesis de la organización es que restos del mismo han pervivido en el campo con un alto poder mortífero para las abejas. Otra tesis es que se esté vendiendo de forma ilegal por lo que reclamarán a los estados miembros de la UE que investiguen al respecto, según indicó a este diario Luis Ferreirim, de Greenpeace.

Con este estudio, la entidad busca reflexionar sobre el impacto de los químicos en las abejas, pero también en las plantas, ya que algunas sustancias tóxicas son absorbidas por los vegetales llegando a todas sus partes a través del sistema vascular.

"Lo que buscamos -apuntó Ferreirim- es que haya un cambio de modelo en la agricultura, que la de carácter ecológico sea la predominante ya que potencia la biodiversidad".

Por último, la asociación recuerda que en España están autorizados 319 productos identificados como peligrosos para las abejas y con amplio uso en la agricultura.