Fran(cisco) Rivera --era Fran para Carmina, era Fran para todos, pero a él no le gusta que le llamen así, él prefiere Francisco o Paquirri en el nombre del padre-- ya no está unido a Eugenia Martínez de Irujo ni ante dios ni ante los hombres. Se divorció, se casó, pero él quería la nulidad eclesiástica y, por lo que se cuenta, la duquesita no estaba por la labor de ceder. Pero el cielo se puso de su parte. Rota anuló aquella unión. No sé cómo se come eso, teniendo en cuenta que España entera vio por televisión, como si de una boda real se tratara, a la única madrina con mantilla azul pavo de la historia. No alcanzo a comprender cómo digerirá eso una casa de tan rancio abolengo, ni si esto supone que los Rivera ya no están emparentados con los Alba teniendo en cuenta que fruto del matrimonio nulo nació una criaturita. Dicen que Fran(cisco) quería romper lazos más que nada por ser gerifalte de una cofradía, pero, ya puestos, contraerá segundas nupcias eclesiásticas con Lourdes Montes. Enterado de la buena nueva, a Julián Contreras, Julianín, lo único que se le ocurre rogar es que esta vez no haya que llevar chistera, por todos los santos. Así otro de los hermanos, Kiko Rivera, que es más de gorra americana, igual esta vez sí acude.

Carmen Lomana coincide con Ortega Lara en un plató, se hace una foto con él y la exhibe en las redes sociales.Es lo que tiene la televisión: que junta churras con merinas, o manzanas con peras, como prefieran. Aquí estoy yo con Ortega Cano, dice. Vale, ha confundido a Ortega Lara con Ortega Cano. ¿Y? No me negarán que, fonéticamente, se parecen. En biografía, trayectoria y situación actual, no, pero ¿qué quieren? Carmen es más de ¡Hola! que de noticiario. La toman con ella. La broma más repetida es la que reproduce la foto original y lleva por título: "Con Ortega y Gasset". La envidia, que es el deporte nacional. Ella se explica y corrige el entuerto: "Se me cruzaron los cables". Añade: "Ortega Cano es el que hacía la foto. Ja, ja" Y tan ufana.

Rossy de Palma ha ofendido el honor de Jorge Ja. Expulsan de su tropa de náufragos de pega a Bibiana Fernández, y eso que ha exhibido cuerpo, pero no la devuelven al hogar, la trasladan al purgatorio de esa isla de cartón piedra, y allí se salva en un duelo al sol con Aran Aznar. La musa de la movida almodovariana versus el garbanzo negro de la familia expresidencial. Rossy, la amiguísima de Bibiana, no quería ese desenlace. Despierta como es, se pregunta si vota la gente como dicen. Pues si es verdad que el sufragio es del pueblo, concluye ella, la audiencia será soberana, pero "cutre". Y?ahí salta JJ. A Vázquez le tocan a su audiencia --o el tema de los kilitos, o la estatura-- y se pone hecho una fiera como una hembra que defiende a sus cachorros.

Copiaba en el colegio, hacía trastadas, se enamoró siendo un tierno infante y perdió la virginidad a los doce años. Uf, demasiada información. Kiko Rivera se confiesa (¿quién se lo ha pedido? ¿lo demandaba un clamor popular?). Metidos en harina de intimidad, desvela que su madre le llama por su nombre completo --un nombre de emperador o culebrón según se mire--, Francisco José, cuando se enfada con él, y que se suele despertar a las once. "La hora del aperitivo", apostilla. Todavía es peor. Es un personaje público, un referente, un ídolo de masas, un creador de opinión. Así que se siente en la obligación moral de definirse políticamente ante el entrevistador: "soy del PP y simpatizo con el rey". No puedo ni imaginar cómo lo habrán encajado Mariano y Juan Carlos.

Nadie sabe si es verdad de la buena, puede que ni la duquesa. Pero si fuera cierto, qué bonito sería que en Cayetano hubiese germinado, con la primavera, el amor por una nadadora mucho más joven que él. Igual, igual que el príncipe Alberto de Mónaco. De sangre azul ambos, sirenas ellas, deportistas tanto unos como las otras. Al jinete le relacionan últimamente con una nadadora con la que comparte asociación deportiva. Él como presidente, claro. Al conde le preguntan por la sirena y concede lo mínimo imprescindible: "Sí, claro que la conozco, es excepcional". Comenta además que, tras cumplir 51 años, se encuentra "bastante mejor que a los cuarenta". Es posible que lo haga por los que todavía creen que el amor tiene edad, teniendo en cuenta que la ungida apenas supera la veintena. Tremenda banalidad, teniendo en cuenta la tradición familiar, aunque en su caso es inversa: las mujeres Alba tienden a los hombres más jóvenes. Las nuevas generaciones al menos. Cayetana y su Alfonso. Lo de la antepasada y Goya, si fue verdad como lo del jinete y la náyade, es ya harina de otro costal. Materia de historiografía, no de prensa rosa.

¿Cómo olvidar la imagen de Tita Cervera, toda una baronesa Thyssen-Bornemisza encadenada a los árboles del Paseo del Prado? ¿Cómo borrar de la memoria el recuerdo de aquella lideresa, vestida de blanco inmaculado, sombrero incluido, arengando, guiando al pueblo como la Liberté de Delacroix? "Os pido el no a la tala de árboles, de corazón, amigos". Recuerden, fue hace siete u ocho años y aquellos árboles eran "divinos, únicos" y el alcalde y el arquitecto, unos insensibles. Pues la historia se repite. En su casoplón de Marbella la aristócrata amiga de los árboles ha revivido la pesadilla. Quieren sacrificar la vegetación para construir un aparcamiento, verde por gris. Ah, no, por ahí no. La baronesa verde no vivió en balde un matrimonio -el primero de varios- con el mismísimo Tarzán (Lex Barker). La noble más perrofláutica está decidida a unirse al movimiento popular que han levantado los marbellíes, entre ellos los marbellíes de la jet. A encasquetarse el panamá otra vez y ceñirse el Valentino con el frío metal. ¡Déjà vu, déjà vu!