Suprimir su propio pánico escénico fue uno de los motivos por los que Agustín Rosa, de 30 años, se adentró en el arte de hablar con elocuencia. Fundador del Club Internacional de la Oratoria, acaba de publicar el libro Hablar bien en público es fácil si sabes cómo.

-¿De verdad se puede convencer a alguien de que te dé un empleo en cinco minutos?

-No se trata del tiempo que tienes, podemos convencer con tres palabras. Cómo lo dices, el tono y lo que realmente estás diciendo es lo que hará que esa persona piense que le interesas o no. Los empresarios son muy rápidos calando a las personas. En cinco minutos ven lo que les gusta o si algo no les convence.

-¿Qué hay que hacer y qué no?

-Debes conocer bien la empresa. Yo una vez fui a una reunión, dije que hacía cursos de formación y me preguntaron cómo podía ayudarles con su plan de estudios. Me lo había mirado, pero no profundicé. Me pillaron. No debes criticar, focalizar tus errores o hablar sin centrarte. Escucha, presta atención. Eso te ayudará. Fallar en una entrevista de trabajo es malo, no aprender de ese error es peor.

-En una entrevista de trabajo es importante la autoestima, pero hay quien va a probar suerte, pensando que no la contratarán.

-Sí, y eso se nota. Tienes que pasártelo bien. A veces es cuestión de suerte, todo influye: la actitud, cómo entras, cómo te expresas, cómo te comunicas, si saludas a la gente al entrar, la postura... El lenguaje corporal es clave y no lo trabajamos.

-¿Tenemos que ser más americanos, con sus concursos de debate desde niños?

-La educación en comunicación en España está muy retrasada. No nos enseñan a entender, a comunicarnos, a hablar en público ni a gestionar emociones. Es algo que arrastramos, pero lo americano a veces es demasiado. Debes ser tú mismo. Somos españoles, tenemos una manera de ser diferente. Hay que coger lo positivo de cada estilo y aplicarlo a tu profesión: de los americanos, que se venden muy bien, y de los asiáticos, que son calmados, escuchan y reflexionan.

-¿Cómo comunicamos aquí?

-En España, gritando y chillando. Cuando hablamos nos escucha nuestra abuela desde la otra punta de España, pero subimos a un escenario y no se nos oye.

-La oratoria nace en Grecia y Roma, pero ahora los que más la dominan son los anglosajones. ¿Qué ha pasado por el camino?

-¿Sabes dónde se habla peor en público? En Roma, Grecia y España. Hemos dejado de trabajar la oratoria durante muchos siglos y los anglosajones le han dado fuerte. Un americano te hace un elevator pitch tremendo y un español en esos 15 segundos te dice que no sabe si su producto es bueno. Necesitamos trabajarlo en eso, pero no a los 20 o los 50 años, sino desde el colegio. Hay que enseñar a los niños a gestionar la ansiedad y el nerviosismo de hablar en público. Nos ayudará a tener profesionales más competitivos.

-El 'elevator pitch'. ¿Cómo se convence en 15 segundos?

-Tienes que dar algo diferente, una solución a un problema que tenga esa persona, que quiera seguir escuchándote.

-¿Cuáles son los errores más habituales al hablar en público?

-Leer las transparencias, justificarse, el tono monótono, explicar anécdotas que no tienen que ver, hablar con duda, no adaptar el mensaje a quien te escucha o usar un lenguaje muy técnico cuando tienes delante a jubilados o personas sin estudios. Y la gestión del tiempo.

-¿Se usa un vocabulario técnico para demostrar que sabes mucho?

-Para agradar o porque parece que tienes mucho vocabulario. Hay quien habla con un lenguaje tan técnico que no se aclara. Luego están los que por querer decirlo todo no dicen nada, como cuando llamas para una reclamación y empiezas diciendo que ya has llamado varias veces y que no te quieres poner agresivo. No, ve directo al tema.

-¿Y las muletillas?

-Es muy común. Las vocales largas, ("eeeeeeeh", "bueeeeeno") los ruidillos de boca, repetir constantemente "vale", "es decir" o "para finalizar" si no es para acabar.

-¿Cómo hablan los políticos?

-Hace falta mejorar, muchos duermen a las ovejas, no hablan desde el corazón ni con emoción.

-¿Quién necesita un curso de oratoria?

-Leire Pajín y Arias Cañete.

-Pues lo mandan a Europa.

-Sí, habría que preguntarle si domina los idiomas.

-¿Alguno habla bien?

-Un político que habla bien, usa varios registros y transmite es Albert Rivera, el presidente de Ciutadans. Es uno de los políticos mejor valorados a la hora de comunicar, de enfrentarse al público. Y va ganando escaños.

-¿Como la gente vota a unas siglas los políticos han dejado de preocuparse por transmitir?

-Mira Estados Unidos. Trabajan la oratoria y las campañas hasta el más mínimo detalle. En España no. Soy de un partido o de otro y voto por eso aunque no entienda lo que han dicho.

-Entonces, un monstruo de la comunicación no tiene por qué nacer, se puede hacer.

-Se puede. Si no se pudiera yo no habría superado el miedo escénico. Mi libro habla de eso y de los errores que cometemos día a día. Y ese miedo lo padece mucha gente. Bruce Willis o Julia Roberts lo tenían. En el libro cuentan cómo lo han superado docentes, gerentes de negocios, un médico, un misionero. Desde un chico que usó la magia para ayudarse a otro que era tartamudo.

-La oratoria es una moda?

-No. El coaching lo es. Estamos de coaching hasta el moño. Todo el mundo es coach. Eso sí que es una moda, pero la oratoria no, es un tema de educación. Si no comunicamos bien somos menos competitivos. O trabajamos la oratoria o seguiremos estancados mucho tiempo.