El doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y profesor de la Universidad Europea de Madrid, José Luis Felipe, habla de los beneficios de practicar deporte en el ámbito laboral y así conseguir empleados más productivos.

-¿Cuáles son los beneficios que se obtendrían al implantar un programa de actividad física durante la jornada laboral?

-El principal beneficio es la salud. Un empleado sano es un empleado más beneficioso para la empresa. Por un lado, queda demostrado que los trabajadores físicamente activos permanecen de baja 4,2 días por año, frente a los ocho de los empleados sedentarios. Además, la práctica deportiva mejora las relaciones de grupo, algo muy importante en el sector empresarial hoy en día. Por otro lado, y creo que está entre los más importantes, mejora la satisfacción del trabajador con su puesto de trabajo, reduciendo los niveles de burnout (estrés crónico) y de intención de abandono de la empresa. Los perjuicios son prácticamente nulos.

-¿Existen evidencias que demuestren que hacer ejercicio durante la jornada laboral incrementa la productividad?

-La ciencia lleva estudiando este aspecto durante más de una década y ha demostrado empíricamente que por pasar más horas en el centro de trabajo no se produce más. De hecho, de estos estudios se deduce que los procesos fisiológicos desencadenados con la práctica deportiva conllevan un aumento en los niveles de concentración de un empleado. Además, la liberación de endorfinas produce una sensación de bienestar que ayuda a la mejora de las relaciones profesionales del grupo de trabajo. El ejercicio también disminuye los niveles de estrés, eso es algo más que probado. Todo ello hace que el trabajador sea mucho más productivo en su puesto.

-¿Cómo propone usted implementar este tipo de programas en las empresas?

-Hay varias fórmulas. La ideal sería que cada empresa tuviese un espacio de fitness para la práctica deportiva de sus empleados. Pero seamos realistas, eso es algo muy difícil de alcanzar. Una solución óptima y válida para ambas partes es que la empresa llegue a un acuerdo con un complejo deportivo cercano al lugar de trabajo para sus empleados. Con esta negociación puede obtener un precio muy razonable para que sus trabajadores acudan al mismo. Otra opción es la creación de grupos de práctica deportiva. Por ejemplo, el club de la caminata, club de runners, etc. De este modo, los empleados se organizan en función de sus gustos e intereses. Además, si queremos fomentar la práctica deportiva de nuestros empleados fuera de la jornada laboral, podemos recurrir al patrocinio de aquellos que participan en carreras populares, pagándoles las inscripciones en dichas pruebas.

-¿Qué más ventajas obtendría la empresa si patrocinara a sus empleados en carreras populares, por ejemplo?

-Por un lado, con esta vía pueden conseguir una especie de efecto llamada, logrando que más trabajadores se motiven a participar en este tipo de iniciativas. Por otro lado, la empresa puede explotar aspectos como la publicidad para lograr beneficios, es decir, si la compañía crea camisetas con su marca serigrafiada, esta será vista por las miles de personas que suelen tomar parte en estos eventos deportivos. De esta forma obtendrá un retorno de las cantidades invertidas en la inscripción de sus empleados.

-¿Considera que cada vez más las empresas optarán por este sistema?

-Ya hemos demostrado que el sistema actual, por el que se pasan muchas horas en el centro de trabajo no funciona. Ese es un modelo caduco. Tendremos que probar cosas nuevas, y si en Escandinavia o Japón, por poner algunos ejemplos, funciona ¿por qué no vamos a probarlo? Creo que las empresas tienen que buscar la diferenciación e innovación para continuar siendo competitivas.

-¿Tendrían que recoger también esta iniciativa las instituciones públicas?

-Desde luego. Tienen que ser ellas las que impulsen este tipo de iniciativas predicando con el ejemplo. Disponen de centros propios de fitness y otras instalaciones deportivas, por lo que no les costaría ningún sacrificio económico ofrecerles esta posibilidad a los muchos empleados del ámbito público. Ya hay varias que lo están haciendo. ¡Ojalá este modelo se propague!

-Este tipo de programas de actividad física ¿deberían ser obligatorios?

-Imponer no es solución para nada. Estaría muy bien que las empresas pudieran incluirlos dentro de sus objetivos para los empleados y que cada cual se acoja a estas iniciativas. Otra opción sería ofrecérselos como un servicio al que pueden acogerse, el que no quiera practicar deporte, que no lo haga.

-Un estudio dice que el 60% de los españoles no hacen deporte por falta de tiempo, ¿cree que se trata de una excusa?

-Que los españoles no queremos hacer deporte o que somos vagos es solo un tópico más. A los españoles nos gusta hacer deporte, pero las instituciones tienen que facilitar el acceso a su práctica. De hecho, recientemente se han publicado los datos del Eurobarómetro, en el que se indica que el porcentaje de españoles que practican una actividad física regular (más de cuatro veces en semana) ha aumentado un 4% con respecto al año 2013. Se trata de un dato buenísimo. El problema es que si no hay espacios al aire libre o instalaciones que favorezcan la práctica es muy complicado fomentar este aspecto. Por ello, las empresas tienen que ser conscientes de que donde más tiempo pasa una persona al cabo del día es en su puesto de trabajo y que favorecer la práctica deportiva es bueno para la empresa y para la conciliación de la vida familiar del empleado.

-Pero ¿es posible "reeducar" a un adulto que no ha practicado deporte desde que era niño?

-Claro que sí es posible reeducar a un adulto. Todo son hábitos y sobre todo motivación. Si sabemos vender los beneficios de la actividad física a la población, no habrá ninguna dificultad. El problema lo tenemos cuando la gente se da de baja de un gimnasio antes que de dejar de pagar la tarifa de datos del móvil. Sin embargo, ahora mismo podemos hacer deporte por lo que cuesta una taza de café al día, lo único que tenemos que hacer es promocionar los beneficios del deporte.