Aixa Pérez-Prado, la hija de Antonio Pérez-Prado, cruzó el Atlántico desde Florida, donde reside, a Vigo con el fin de arropar la presentación oficial del legado de su padre en la Penzol. Allí, recordó la figura de su progenitor: "Siempre me cantó en gallego, me contaba historia de las brujas, de la mitología de aquí, hasta me enseñó a rezar en gallego".

Aixa añadió que, para su padre, "todo lo relacionado con el amor estaba ligado con Galicia para él e incluso para mí ahora. Él sería muy feliz sabiendo que estamos en este acto y que sus diarios y papeles están acá llenos de sus ideas".

Durante años, esta documentación permaneció en su antiguo piso en Buenos Aires en grandes cajas donde escribió "dirección: Penzol", teniendo como vecinos unos 15.000 libros relacionadas con Galicia y el gallego.

Tanto amor por la tierra llama la atención en un hombre que se hacía llamar gallego si bien había nacido en Buenos Aires, aunque sus padres procedieron a bautizarlo en la iglesia de Begonte (Lugo).

Médico y guionista

El amor por Galicia lo llevó a su trabajo, ejerciendo como médico en el Hospital Municipal de Buenos Aires así como en el hospital del Centro Gallego de dicha ciudad.

Entre sus trabajos, destacó también el guion para la película-documental "Castelao. Biografía de un ilustre gallego" (1980), dirigido por Jorge Prelorán y del que se proyectó ayer una parte en la Penzol, donde el periodista Xan Carballeira también ofreció una semblanza del autor.

Pérez Prado descansa en el Panteón del Centro Gallego en Buenos Aires, con su legado ordenado por su última esposa, Graciela Mosquera, también de origen gallego, que ayer envió un texto al homenaje de cariño.