El Tribunal Superior de Australia determinó ayer que las leyes del estado de Nueva Gales del Sur permiten que una persona se registre en los documentos con un sexo "no definido" como una tercera categoría a las opciones de hombre o mujer. "La ley reconoce que un persona puede no ser ni hombre ni mujer y por eso permite el registro del sexo de una persona como 'no definido'", dice la decisión judicial. Con este fallo, la Corte australiana, máxima instancia judicial del país, desestimó la apelación de la oficina de Registros de Nacimientos, Muertes y Matrimonios de Nueva Gales del Sur contra la petición de un residente de Sídney para que se le inscribiera con la opción de sexo "no definido".

Norrie May-Welby, que nació hombre y se cambió de sexo, pidió en 2010 a los registros que lo inscribieran oficialmente con sexo no especificado. El organismo oficial accedió en un primer momento pero después revocó la solicitud por considerar que la ley no permitía esta tercera opción. El año pasado el Tribunal de Apelaciones de Nueva Gales del Sur reconoció el derecho de Norrie pero la oficina de registros apeló la decisión ante el Tribunal Superior, que hoy desestimó su recurso, informó la cadena local ABC. El Territorio de la Capital Australiana, que incluye a Camberra, aprobó recientemente una ley para reconocer una tercera categoría sexual y el Gobierno australiano trabaja para que se reconozca esta opción de género.

Alemania se convirtió el pasado año en el primer país europeo en regular "el tercer sexo", al permitir que en los certificados de nacimiento no se registre el sexo de los recién nacidos, lo que posibilitará que los padres de bebés cuyo sexo no puede ser definido dejen en blanco la casilla del sexo, lo que evitaría precisamente casos como el de Norrie en Australia.

La intersexualidad -antes se empleaba el término hermafrodita- es una condición debida a la discrepancia entre el sexo cromosómico (XX/XY), gónadas (ovarios/testículos) y genitales (vagina/pene), poseyendo por tanto características genéticas y fonotípicas propias de ambos sexos en grados variables.

Según Laura Sánchez Piñón, catedrática de Genética de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), la intersexualidad "no es habitual, aunque sí tiene frecuente", ya que se calcula que una de cada 2.000 personas en el mundo presentan esta particularidad.

"La intersexualidad se da cuando un bebé nace con el sexo no muy definido a simple vista, es decir, tiene los testículos o el pene muy pequeños o la vagina ambigua. Lo primero, es realizarle un test genético para ver los cromosomas XX/XY y una ecografía para comprobar si existen malformaciones en los testículos o los ovarios y entre los padres, el pediatra y el endocrino, se le guía hacia un sexo u otro en función de hacia cuál apunte más", explica la experta. La genetista reconoce, sin embargo, que la elección no siempre puede coincidir con lo que la persona sienta en la madurez. "Es cierto que en la madurez y con el conocimiento que no tiene un recién nacido, la persona puede decidir que no es masculino ni femenino, pero la decisión de guiarle hacia un sexo u otro está basada en razones sociológicas", añade.

La intersexualidad se produce durante el desarrollo del feto y en él están implicados distintos genes. En el caso del pseudohermafroditismo femenino, uno de los factores son las hormonas masculinizantes. "La mujer también produce testosterona; la cosa es a qué niveles. Si produce de más puede dar lugar a este pseudohermafroditismo", explica. En el caso masculino, las causas no están tan claras, añade.