La Torre Eiffel, símbolo indiscutible de París desde que inaugurase la Exposición Universal de 1889, cumplió ayer su 125 aniversario enfrascada en un proceso de rehabilitación que no le devolverá hasta después del verano su aspecto de antaño.Las reformas, que comenzaron en 2008 y mantienen fuera de servicio dos de sus tres ascensores, son el motivo principal de que la sociedad que explota y gestiona el monumento, SETE, esgrime para justificar una efeméride sin conmemoraciones.La puesta a punto de la "Dama de hierro", como se conoce a esta estructura de 330 metros de altura, terminará "en torno a septiembre u octubre", y será entonces cuando lleguen los festejos.