"Las luchas en América Latina contra las políticas neoliberales han demostrado que se pueden cambiar las cosas desde abajo, que los movimientos sociales de base consiguieron resquebrajar estas políticas de muchos estados", decía ayer en el club FARO la periodista Emma Gascó, que junto a su colega Martín Cúneo hablaron sobre "Por una sociedad más justa (movimientos sociales que transformaron América Latina".

Presentados por el periodista Alberto Alonso, lo que sostienen es que aquello ocurrió y no es necesario un gran líder o tener un instrumento político poderoso para transformar las situaciones, porque "los cambios se producen mientras se construyen". Esa es una conclusión básica de la intensa experiencia vivida por estos periodistas en un largo viaje por toda América Latina.

Su libro, "Crónicas del estallido" (editorial Icaria) está ya en la calle. Por eso han querido centrarse en contar la historia desde abajo, porque, según Gascó, "los movimientos sociales funcionan como terremotos que vienen desde el suelo y van cambiando la fisonomía de la sociedad". .Alternándose, ella y Martín Cúneo fueron relatando ante el público algunos de los casos que, entre otros muchos contados en su libro, muestran que "la acción coordinada de los de abajo, víctimas del saqueo de los recursos y de las políticas neoliberales, fue capaz de plantar cara al poder, destituir presidentes, cambiar leyes, humanizar la economía? Nosotros le llamamos "Crónicas del estalllido" refiriéndonos al estallido del sistema neoliberal que se devora a sí mismo y al de los de abajo, que dicen basta".

"En 2011 -dijo Cúneo- Rajoy dijo que no se consigue nada por salir a la calle. Nosotros quisimos demostrar recorriendo desde Argentina hasta México que sí se puede; que desde los márgenes se puede cambiar la historia. Antes vimos que había muy poco escrito de las cosas que se consiguen desde abajo, porque hay un miedo horrible al contagio por parte del poder, pero tampoco se había escrito mucho de esto en los sectores alternativos, más críticos. Eso daba pie a que se pensara que tan enorme sacrificio de muchos no ha servido para nada, lo cual no es cierto. Se han conseguido cambiar las cosas, las más de las veces para bien aunque otras hayan tenido resultados inciertos".

Emma Gascó habló de esos años 70 y 80 en que, en una América Latina con mucha represión, empezaron a surgir grupos que se organizan, como las mujeres que buscaban a sus desaparecidos o campesinos que defendían sus tierras. "Hubo gente, como el presidente Raúl Alfonsín, que creía que con la democracia se curaba, se educaba y se comía pero con las recetas neoliberales del FMI lo que hubo fueron más pobres, marginalidad, hambre... como pasa en España".

Se contó el caso emblemático del Hotel Bauen en Buenos Aires, un hotel de lujo construido por la dictadura para el mundial de fútbol de 1978 y convertido luego en uno de los centros de reunión más exclusivos de la capital, "empresa rentable arruinada en los años 90 de las privatizaciones, el robo y el derrumbe de la economía. Ocupado por sus trabajadores en 2003, resiste , produce y el hotel es hoy una empresa con superávit y autogestionada, como doscientas cinco en toda Argentina (datos de 2010)".

Otro caso es el de la región de Córdoba, donde unas mujeres "llenas de coraje" han conseguido hacer público el genocidio silencioso de los agroquímicos utilizados masivamente en los cultivos de soja transgénica que invaden esta parte del país. En el norte de Argentina, la lucha que describen es contra las mineras que ofrecen unos sueldos de miseria a cambio de contaminación y devorar el agua, tan escasa en la zona. Las movilizaciones populares ya han conseguido parar varios de estos proyectos.

En Bolivia, como en tantos otros sitios, las privatizaciones de los 80 y 90 lucraron a las elites y hundieron el país. Sólo en 1999, cuando el gobierno de Hugo Bánzer trató de liberalizar el agua dejando multiplicaran su precio e impidieran recoger la de la lluvia, la nación le estalló en las manos. Grupos sociales y barrios vieron su guerra ganada con la anulación en 2000 de la ley de privatización del agua y la gestión por las comunidades de sus propios recursos hídricos.