La lluvia y el viento acompañaron ayer la representación de la "Arribada do descubrimento", aliándose así con el acontecimiento que evoca el espectáculo, la llegada de "La Pinta" al puerto de Baiona, separada de la expedición de Colón por un temporal a la altura de las Azores en el viaje de regreso del nuevo mundo. Estos dos fenómenos meteorológicos contribuyeron a dar, si cabe, mayor fuerza y verosimilitud a la pieza teatral que dirige desde hace ocho años Mónica Sueiro.

Cuando Martín Alonso Pinzón luchaba en la cubierta de la ya maltrecha carabela por mantenerla a flote, el actor que le daba vida, Xosé Manuel Esperante, y su tripulación luchaban, a su manera, en la playa Ribeira contra una molesta lluvia que coronó el arenal baionés de paraguas multicolores. La representación se adelantó veinte minutos por la marea, lo que pilló desprevenidos a los visitantes de la popular Festa da Arribada, que esperaban la llegada de don Martín Alonso Pinzón a las seis de la tarde.

"Esta representación es un reto siempre por que es al aire libre y estás expuesto a que el tiempo esté como este año, pero también es emocionante hacerla en el mismo sitio donde atracó 'La Pinta'. Además, explica por qué celebramos la Arribada en Baiona", argumenta Sueiro, que dirige a una veintena de actores en esta pieza escrita por Avelino Sierra.

En sus cuarenta minutos de duración, esta representación teatral escenifica no solo la llegada de la nave al puerto baionés, sino los momentos claves del descubrimiento: la salida de las naos del puerto de Palos de la Frontera, el avistamiento y desembarco en la isla Guanahaní y la llegada a Baiona, el 1 de marzo de 1493, de la nave capitaneada por Pinzón buscando refugio.

También en las calles de la villa, señores, siervos y representantes del clero desafiaban los chubascos entre puestos de artesanos y comida, en fuerte contraste con chubasqueros, paraguas, móviles y cámaras digitales. El mal tiempo deslució una fiesta que congrega en la villa marinera a cientos de visitantes todos los años, aunque no por ello decayeron los ánimos. Combates a espada en las plazas, juglares y trovadores, arqueros y cetreros, herreros labrando el hierro, curtidores, alfareros y tejeros recrearon la Baiona del siglo XV que acogió a la tripulación de una de las tres naves de Cristóbal Colón.

"He participado los últimos ocho años y este es el primero que hace un tiempo tan malo y es una pena porque hay mucha gente que viene a Baiona solo por la Arribada y puede sentirse defraudada", afirma Xabier Garrido, artesano cantero.

Otro plato fuerte fue el torneo que se celebró en el arenal de la Ribera, en la que cuatro caballeros, entre ellos, Pedro Madruga, demostraron sus destrezas a lomos de sus corceles en pruebas como la "sortija" y "la quintela", y su fuerza en el combate cuerpo a cuerpo. Pero ayer también hubo tiempo para la magia, espectáculos con fuego, cetrería montana y contiendas de esgrima, duelos y pruebas de puntería a cargo de arqueros. Baiona recreó ayer la Arribada retrotrayéndose a la Edad Media, época de grandes marinos y descubrimientos.