Uno de los músicos revelación de la escena del jazz actual, el contrabajista, compositor y cantante Avisahi Cohen -nacido en 1970 en el Kibutz Kabri, de Jerusalén- recaló hace dos años en Vigo tras grabar con el mítico sello Blue Note y reconoció que canta en ladino, la antigua lengua sefardí que usaban los judíos españoles, como homenaje a sus antepasados: "Mi madre me cantaba en sefardí; es un tributo a ella". Ahora, hablar esta lengua que muchos judíos han conservado en los países en los que habitan desde su expulsión de España en 1492, será uno de los requisitos para conseguir la nacionalidad española.

La decisión del gobierno de modificar el Código Civil para conceder la nacionalidad española a los descendientes de los judíos que fueron expulsados de la península por los Reyes Católicos fue anunciada por el Consejo de Ministros. Desde que se comunicó esa medida, muchos ciudadanos israelíes han acudido a consulados españoles en Tel Aviv y Jerusalén para informarse. En el anteproyecto de ley se citan seis posibles certificaciones de la condición de sefardí, entre ellas "los apellidos del interesado" y "el idioma familiar", en referencia al castellano medieval conocido como ladino. Los medios de Israel publicaron una lista con 5.200 apellidos sefardíes, lo que propició un aluvión de consultas a las misiones consulares españolas.

Unos 300 gallegos

Colectivos judíos en Galicia aplauden la medida, que califican como "una reparación moral de la deuda histórica de España con los sefardíes". En ello coincidieron el presidente de la Comunidad Judía "B´nei Israel de Galicia", Asaf Fernández; así como el presidente de la Asociación Galega de Amizade con Israel (AGAI), Pedro Gómez-Valadés. "Hoy (por ayer) hablamos con sefardíes de Israel y de Chile y están contentos, aunque no quieren renunciar a su otra nacionalidad", comenta. Actualmente, el colectivo de judíos gallegos se sitúa en unas 300 personas, que solo cuentan con sinagoga en A Coruña. En Vigo, la cifra rondará la treintena de practicantes. Núcleos históricos con especial significación judía son Ribadavia y Monforte de Lemos. "Este anteproxecto de Lei quere restituír legalmente a gran infamia da expulsión; estaremos atentos como quede definitivamente", advirtió ayer Asaf.

La diferencia con respecto al anterior procedimiento que debían realizar los sefardíes para adquirir la nacionalidad española -además de ser más lento- es que les obligaba a renunciar a sus otros pasaportes. Con la iniciativa actual, que aún deberá superar su tramitación parlamentaria, los descendientes de sefardíes podrán conservar más nacionalidades aparte de la española.

El doctor Mario Javier Sabán, presidente de Tarbut Sefarad -la primera red de cultura judía de españa- cifra en unos 2,5 millones de personas las que podrían beneficiarse de esta medida, entre ellas, muchos de sus familiares. "El texto no aclara que tengan que ser los cuatro abuelos sefardíes", apreció este experto en Filosofía por teléfono ayer desde Barcelona. "Habrá que ver cómo cristaliza la ley, pero la comunidad sefardí siempre quiso ser española", asegura este hijo de un judío sefardí nacido en Turquía, que también canta en ladino. Para Sabán, esta medida es un reencuentro "histórico y sentimental", que podría ser importante a efectos estratégicos económicos. "Hay importantes empresarios que con un pasaporte español, podrían venir más tranquilos a invertir a España", asegura.

Por su parte, el presidente de la Comunidad Judía "B´nei Israel de Galicia", Asaf Fernández, calcula que en la actualidad hay dos millones de judíos sefarditas repartidos, fundamentalmente en América, el Norte de África, Grecia, Turquía y Oriente Medio, incluído Israel. "En verdade a presenza xudía en terras ibéricas era firme e milenaria, palpable aínda en vestixios de verbo e de pedra. Con todo e por imperativo da Historia os xudíos volveron emprender os camiños da diáspora", aseguró el presidente Asaf Fernández.

"Hay documentos en Tui que acreditan que los judíos pusieron a la venta sus casas y se fueron en 1492. Y también, que del Puerto de A Coruña salieron en barco judíos procedentes de Pontedeume, A Coruña y Lisboa, con destino a África", asegura la historiadora del Instituto de Estudios Galegos Padre Sarmiento, Gloria de Antonio. Sus estudios de comunidades judías gallegas, con 350 documentos en su haber, aseguran que "a otros luego los procesó la Inquisición".

Aunque fueron pocos, dejaron huella. "La comunidad judía en Galicia fue apenas del 1% de la población. Por cálculos tributarios, en la que más judíos residían, y más pagaban, era la población de Ourense", cree la experta. "Era una población muy pequeña, aunque hubo recaudadores y médicos, básicamente fueron sastres, zapateros y gente que se dedicaba a la artesanía. Y, desde mi punto de vista, creo que fue una población que no influyó demasiado en la cultura cristiana general".

El asunto es, ahora, ¿cómo ven sus descendientes la medida que impulsa el Gobierno? El presidente de la Asociación Galega de Amizade con Israel (AGAI), Pedro Gómez-Valadés valora: "No van a volver todos los descendientes de los sefardíes expulsados. En Portugal hace ya dos años que se legisló algo semejante y no creemos que vaya a conllevar que se repueblen las antiguas juderías", indica. "Aunque los siglos lo diluyen en el tiempo y parezca un hecho menor, la expulsión de toda una comunidad de España, fue un drama brutal en su tiempo". "Que los descendientes de los sefardíes expulsados recuperen la nacionalidad es una reparación de una barbaridad histórica", considera Gómez-Valadés.