Junto a las mujeres que tienen muy claro que no desean ser madres existen otras que sienten la llamada de la maternidad cuando biológicamente es demasiado tarde. En los últimos cinco años aumentó un 34% el número de tratamientos de reproducción a mujeres mayores de 40 años. De hecho, según datos del IVI, la cifra de mujeres entre los 40 y 49 años que recurren a estos tratamientos aumenta cada año y solo en el centro de Vigo atienden a más de 300 pacientes de esta franja de edad en un año.

Ante esta realidad social, la medicina reproductiva ofrece dos posibilidades a las mujeres: congelar sus ovocitos cuando todavía son jóvenes para poder usarlos cuando los necesiten o recurrir a óvulos de donante.

Sin embargo, hay casos que desafían a la propia ciencia y que han provocado una polémica abierta sobre el límite de edad para ser madres. En España, uno de los casos más llamativos fue el de la gaditana Carmen Bousada, una mujer que se convirtió en madre soltera en 2006 a los 67 años tras someterse a un tratamiento de fertilidad en Los Ángeles. La madre falleció dos años después víctima de un cáncer.

A la misma edad dio a luz la rumana Adriana Iliescu, que estaba embarazada de gemelas, pero una murió antes de nacer.

En 1994, la italiana Rosanna della Corte, de 62 años, dio a luz a un niño sano tras someterse a una fecundación in vitro y, tres años después, la filipina Araceli Keh, de 63 años, falsificó su historial haciendo creer a los médicos que tenía 53 y logró dar a luz a una niña.