La etiqueta "bio" o "ecológica" también podría aplicarse a combustibles, plásticos y aditivos en cosmética realizados a partir de la paja del trigo mediante procesos que respetasen el medio ambiente. Un estudio pionero en Galicia, desarrollado por la investigadora lucense María López Abelairas, propone reutilizar los desechos de las plantas secas de trigo, centeno o incluso maíz para dichos fines.

"Hay mucho interés -opina la experta- para trabajar en este campo pero nosotros tratamos de hacer un proceso biológico cuando las actuales iniciativas usan productos físico-químicos", cuando estos últimos no son medioambientalmente tan favorables.

La idea de López es crear biocombustible de la paja de una forma más natural, reduciendo lo máximo posible la contaminación del proceso. El etanol resultante podría ser un sustituto de la gasolina siempre y cuando no superase en el depósito un porcentaje límite del 85% del total. El otro 15% restante sí tendría que ser gasolina, según explica.

En cuanto a los plásticos hechos a partir de paja, estos se crearían "a partir de los azúcares de la paja usando bacterias que acumulan azúcares como si fueran polímeros y esos polímeros se emplearían para producir plásticos", detallaba ayer López Abelairas quien recibió en la Universidade de Santiago de Compostela -donde investiga- la nota de sobresaliente cum laude por esta tesis.

Otra aplicación comercial interesante que propone esta investigadora lucense es usar como base los restos de las plantas de trigo, centeno o maíz para obtener aditivos para cosméticos.

Tanto el bioetanol (biocombustible), como el plástico o aditivos resultantes se lograrían tras "un tratamiento biológico basado en el uso de ligninolíticos (unos hongos que se pueden encontrar en los árboles) capaces de degradar y modificar la superficie de la paja hasta llegar a su celulosa", según describe López.

La investigadora y autora de esta tesis sostiene que la aplicación se puede comercializar. El problema radica en el dinero necesario para desarrollar el proyecto. "La producción conjunta del combustible, el plástico y los aditivos de cosméticos se realizaría en una única instalación, una biorrefinería. Esta sería una instalación bastante compleja que precisaría de mucha inversión que aún no hemos calculado", detallaba ayer López Abelairas.

La joven -que nació en la ciudad de Lugo en el año 1980- contó como presidente del tribunal ante el que leyó ayer la tesis al catedrático alemán Alexander Steinbüchel del Instituto de Microbiología y Biotecnología de la Universidad de Münster. Allí, realizó la investigadora gallega parte del trabajo, en concreto, el ligado a la producción de plásticos.