El ser humano es capaz de las mayores proezas y de las más grandiosas estupideces. Ambas nos singularizan (más las proezas que las tonterías, aunque solo sea porque son más infrecuentes). Pregunta: ¿Es una proeza o una memez batir el récord del mundo del beso más largo? Queda a criterio de cada lector. Otra pregunta mucho más sencilla: ¿Qué opinan del récord del mundo de sandías aplastadas con la cabeza en un minuto? Lo logró un alemán -era previsible- y lo dejó en 43 sandías destrozadas con la frente.

Son datos de la nueva edición del archifamoso Libro Guinnes de los Records, que viene a recordarnos que el talento, la fuerza, la voluntad, la imaginación y el "frikismo" no tienen límites en este planeta de seres extraños y extraordinarios.

Un tal Mikhail Ivanov es capaz de cabecear más de cien veces una pelota en un minuto y caminando por una cuerda floja. Inténtenlo, si tienen arrestos. Por cierto, loor y gloria para Nick Wallenda, quien en junio de 2012 cruzó los 550 metros que separan las dos orillas de las cataratas del Niágara sobre otra cuerda floja a 53 metros de altura. Si eso no es espíritu deportivo, que baje Dios y lo vea.

La naturaleza colabora lo suyo. Bonita la araña errante brasileña. La criatura se alimenta de ranas y mide unos 17 centímetros de envergadura. Pasa por ser la araña más venenosa del mundo. Como para encontrarla entre las sábanas.

Pero la naturaleza nada puede frente a la ola tsunámica de los humanos y sus ganas de llamar la atención. Elaine Davinson es una norteamericana que tiene 4.225 piercing. Ella lo quiere así. Su compatriota Chris Walton se dejó crecer las uñas de las manos hasta una media de 60 centímetros por dedo. Un capricho.

El turco Sultan Kösen es el hombre más alto del mundo, puede que muy a su pesar, con sus 251 centímetros, casi cinco veces más que el nepalí Chandra Bahadur (54 centímetros de altura).

Dieciséis días tardó la inglesa Claire Lomas en completar la maratón de Londres 2012. Lo hizo con muletas y con un aparato robótico para caminar porque sus piernas están completamente paralizadas. Y la estadounidense Alicia Richman consiguió aportar en diez meses 315 kilos de leche materna destinada a UCIs pediátricas.

Un párrafo para pequeñas locuras: 200 mililitros de mostaza picante en 20 segundos. Ocho plátanos pelados y comidos en un minuto (¿Le parece asequible esto de los plátanos? Pruebe, pruebe...).

Hay gente para todo, y mucha. El 19 de mayo de 2012 un total de 234 escaladores alcanzaron la cima del Everest. Atasco total. La australiana Zoe Ellis se pasea por el mundo parando las aspas de ventiladores con la lengua, versión edulcorada de los espectáculos eróticos (de los que no habla el Libro Guinness de los Récords, por supuesto) que consisten en abrir botellas de refresco con el clítoris. Abstenerse blanditos.

¿Pueden meterse 20 chicas en un coche Smart, se entiende que todas a la vez? Lo lograron unas locas californianas sin claustrofobia, jóvenes y ágiles.

Mejor no profundizar en el proceloso mundo del coleccionismo, pero hermosa es la colección de más de dos mil tubos de pasta dentífrica que tiene el norteamericano Val Kolpakov. Es dentista.

El checo René Richter se dedica a extraer clavos de acero con los dientes. Cinco en 32 segundos, pero nada comparado a las 41 flexiones en medio minuto y sostenido con un solo dedo del chino Xie Guizhong

Más de 5,7 millones de asistentes a conciertos - Entre agosto de 1994 y 1995 The Rolling Stones lograron una media de 47.000 espectadores por cada uno de los 122 primeros conciertos de su gira Voodoou Lounge Tour. Por ello, bien se merecen figurar en el libro de los records. No se tiene conocimiento de que otra banda lograra tal proeza.