Crítica musical

Concierto de Año Nuevo

Strauss Festival Orchestra.

Auditorio Mar de Vigo. Anoche.

A lomos de Fin de Año llega "la clásica" inevitable. Strauss y los valses ya están instalados en el ánimo de todos como el cortinaje que separa un año estertóreo del nuevo, y así este concierto, a cargo de la Strauss Festival Orchestra, tiene el encanto de lo leve y lo festivo. Si cabe festejar algo en estos tiempos convulsos debe ser la oportunidad de evadirse unas horas. Un amigo, apunte personal, nos lo comentaba hace unos días en la velada viguesa alrededor de Brahms, y es ese axioma que hace de la música algo sanador, por bello.

La música de Strauss y la que al público del Auditorio Mar de Vigo acompañó en esta gala lo es: bonita, hermosa, dulce. Clásica decimonónica que se disfruta como una brisa suave una noche calurosa. Es el concepto. No estamos ante la necesidad de comprobar cómo una orquesta defiende tanques sinfónicos del romanticismo, composiciones arriesgadas y verdaderos retos para directores y orquestas. El tema, en este evento y en estos días, es lo balsámico. Melodía chispeante, tonadas reconocibles y tarareables, y una bonita puesta en escena.

La Strauss Festival Orchestra viene avalada por éxitos numerosos, como cuentan las notas de prensa: "en el Musikverein de Viena, Concertgebouw de Amsterdam, la Philarmonie de Berlín, el Musikhalle de Hamburgo, el Auditorium Parco della Musica de Roma, el Gran Teatre del Liceu o el Palau de la Música de Barcelona, el Teatro Real y el Auditorio Nacional de Música de Madrid". En Vigo no sería menos, apoyando la música, además, con números de ballet ad hoc (como ocurrió también en 2012, por cierto).

En el repertorio, ejecutado sin demasiada entrega pero con refinada corrección, sobresalen, por supuesto, El Bello Danubio azul, y la Marcha Radetzky, palmas todo el mundo. Y ahí queda todo: una interpretación fría pero aceptable, una soprano notable, un espectáculo de tópicos bonitos, chascarrillos desenfadados y festivos, bailes de salón al compás y una música muy conocida.

Una cosita, se echó de menos un programa de mano, sí.