Nadie duda de la utilidad del bolso para llevar siempre consigo todo lo necesario. Sin embargo, este popular complemento puede convertirse en un auténtico enemigo para la espalda debido al excesivo peso con que se carga. Algunos pueden llegar a pesar hasta diez kilos. Su uso continuado, además, puede causar molestias también en otras partes del cuerpo, como los hombros, brazos y manos.

Para evitar que el bolso termine afectando a la estructura ósea, los especialistas en columna recomiendan no sobrecargarlo de peso y emplearlo de forma correcta. "El exceso continuado de bolsos con mucho peso afectan a la espalda porque cargamos el peso sobre una parte, lo que obliga a la otra a equilibrar el cuerpo", explica la doctora Teresa Fernández, traumatóloga de la Unidad de Columna del Hospital Povisa de Vigo. La especialista advierte también del incorrecto uso de las mochilas, además del exceso de peso que llevan. "Los chavales suelen llevar más peso del recomendado para su masa corporal, pero además, las llevan muchas veces sobre un hombro o demasiado colgantes, con lo que el peso tira del cuerpo hacia atrás, lo que perjudica a la espada", explica.

Si se lleva un "tote" o "tote bag" -bolso de gran capacidad diseñado para transportar muchas cosas-, lo aconsejable es no llevarlo siempre sobre el mismo hombro para evitar que este se sobrecargue demasiado. Lo ideal es alternarlo de uno a otro. Si se trata de un bolso cartera o "satchel" con tiras largas, lo más recomendable es que se lleve cruzado o si se prefiere llevarlo en el antebrazo, cambiarlo de un brazo a otro para no dañar el codo.

Los bolsos estilo bandolera podrían parecer, a simple vista, los más adecuados para evitar dolores de espalda, aunque los especialistas alertan de que hay que tener en cuenta varios aspectos, como que la tira sea ancha y esté acolchada, y llevarlos pegados al cuerpo para que no se balanceen. Con los "clutch" tampoco hay que despreocuparse y a pesar de su pequeño tamaño es recomendable también cambiarlos de mano cada cierto tiempo para no forzar en exceso las articulaciones.

"Para evitar problemas con el bolso, lo mejor es llevar solo lo imprescindible", recalca la traumatóloga viguesa.

La doctora Fernández asegura que el dolor de espalda supone ya la mitad de las consultas por problemas musculoesqueléticos. "Hay un porcentaje muy elevado, tanto de personas mayores como de gente joven", afirma.

Según datos del Grupo de Enfermedades Reumatológicas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), el dolor de espalda genera más de dos millones de consultas anuales y es la causa principal de discapacidad en la población de menos de 45 años y la segunda más frecuente de absentismo laboral en los mayores de 55 años. De hecho, más del 80% de la población sufrirá dolor de espalda en algún momento de su vida, según esta sociedad.

Los hábitos de vida son uno de los principales factores de riesgo de la aparición de esta patología, según la especialista viguesa, quien apuesta también por una correcta higiene postural.

"La edad y hábitos como el sedentarismo, el tabaquismo y el sobrepeso; y también tener un mal colchón están relacionados con el dolor de espalda", explica. Estos factores, añade, son modificables por el individuo. Otros, como el tipo de trabajo no son tan fáciles de cambiar, aunque también se pueden paliar sus consecuencias llevando una correcta higiene postural.

"Si hay que cargar peso, hacerlo sin flexionar la espalda; si estamos mucho tiempos sentados, procurar tener el ordenador a la altura de los ojos, tener una silla con reposabrazos y sentarse correctamente. Y si conduces, llevar las dos manos sobre el volante para que los brazos vayan relajados", argumenta.

Según la doctora Fernández, hacer ejercicio regularmente para ejercitar el músculo de la espalda y mantenerla oxigenada, y mantener una postura correcta mejoran considerablemente las molestias de espalda. "La edad es otro factor que influye en el dolor de espalda. A partir de los 30 ya no somos tan jóvenes y la espalda puede resentirse. Esto no es variable, pero cambiando algunas cosas podemos olvidarnos del dolor crónico, que es constante o cada dos o tres días", advierte.

Perder peso y abandonar el hábito de fumar también mejoran de forma considerable la salud de la espalda. El problema, afirma la especialista, es que solemos acordarnos de la espalda solo cuando se queja. "Nos preocupa el dolor pero no solemos poner nada de nuestra parte para evitar que aparezca", sostiene.