Cuando las banderas ondean en los cuatro mástiles que coronan la torre del Pazo de Oca, los vecinos de esta parroquia de A Estrada (Pontevedra) saben que alguien de la familia Medinaceli ha llegado de visita. En los últimos días estos emblemas lucen a media asta. Lo hacen en señal de duelo por el reciente fallecimiento de la XVIII Duquesa de Medinaceli, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa. Con más de 50 títulos nobiliarios y 11 veces Grande de España, la aristócrata heredó el bautizado como Versalles Gallego en el año 1948. Pasará a la historia como la duquesa que abrió de par en par las puertas de este palacio, ayudando a convertirlo en uno de los bastiones del turismo de A Estrada en particular y de Galicia en general.

Hija primogénita de Luis Jesús Fernández de Córdoba y Salabert, XVII Duque de Medinaceli, y de Ana María Fernández de Henestrosa, la duquesa nació en el Palacio de Medinaceli el 16 de abril de 1917. Fue bautizada en la Cámara Regia del Palacio Real, apadrinada por los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, de la que recibió su nombre de pila. Según consta en la información facilitada por la Fundación Casa Ducal de Medinaceli -entidad que ella misma impulsó en 1978- regresó del exilio junto a su familia en el año 1937, estableciéndose en Sevilla. Allí inició su labor como enfermera y conoció al que habría de convertirse en su marido, Rafael de Medina y Vilallonga. De su unión nacieron cuatro hijos: Ana, condesa de Ofalia, Luis, duque de Santisteban, Rafael, duque de Feria, e Ignacio, Duque de Segorbe. Los tres mayores premurieron a su madre.

El Pazo de Oca llegó a manos de la duquesa después de que los títulos y propiedades de la Casa de Camarasa le fuesen cedidos por herencia en 1948 por su condición de sobrina del XIV Marqués de Camarasa, Ignacio Fernández de Henestrosa y Gayoso de los Cobos, que no tuvo descendencia. La Duquesa de Medinaceli tardó solo cinco años en abrir al público esta singular y aclamada edificación. Lo hizo en el año 1953, decisión enmarcada en una labor de difusión de su patrimonio histórico que también la llevó a abrir el Archivo Ducal de Medinaceli y la Casa de Pilatos de Sevilla.

Esta aristócrata no era, ni mucho menos, una de las habituales del papel couché. Durante sus visitas a Oca la familia siempre mantiene preservada su intimidad. Las estancias en el pazo estradense de Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa eran más frecuentes hasta la década de los 90 que de un tiempo a esta parte, tomando en consideración su edad (falleció el 18 de agosto a los 96 años). Los vecinos están más acostumbrados a la presencia en la propiedad de su hijo Ignacio de Medina y Fernández de Córdoba, Duque de Segorbe, que con frecuencia acude durante el mes de agosto a la celebración del Corazón de Jesús, que se conmemora hoy mismo en la iglesia del Pazo de Oca.

Intramuros, las imágenes de las estancias de la Duquesa de Medinaceli dan muestra del disfrute que la familia hacía de esta propiedad, en especial de sus apreciados y singulares jardines, unos dominios desde hace años abiertos al público en general y recientemente de manera totalmente gratuita para los vecinos de A Estrada. En algunas de las instantáneas facilitadas por la Fundación Casa Ducal de Medinaceli se ve a Victoria Eugenia Fernández de Córdoba acompañada por sus hijos o por otras personalidades como la Reina Fabiola o el Conde de Barcelona.

La Duquesa comenzó la rehabilitación de unos jardines conocidos por los hermosos rincones que atesoran. Son 80.000 metros cuadrados de zona de paseo y un total de 22 hectáreas que se cuidan con mimo cada día. Alrededor de medio centenar de familias distintas de plantas y, dentro de cada una de ellas, infinidad de tipologías diferentes, pueblan un entorno adornado con sonidos, colores y aromas embriagadores. Incluido en la Ruta das Camelias, este vergel alberga especies que por su antigüedad son de gran interés botánico. La labor de impulso de este espacio fue y es continuada por el Duque de Segorbe, presidente de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli.

Zona visitable

Los jardines son el único espacio de esta propiedad concebido específicamente como zona visitable. Pueden recorrerse abonando cuatro euros por persona para el acceso, una cantidad destinada al mantenimiento del monumento. Está abierto al público todos los días, desde las 9.00 hasta el anochecer. Además, los lunes el acceso es gratuito de 9.00 a 12.30 horas. Para grupos de más de 20 personas existe una tarifa reducida, de 2,80 euros. Para los estradenses, basta con mostrar el carné de identidad para acceder sin coste. Ello gracias al convenio suscrito entre la citada fundación ducal y el Concello de A Estrada en el marco de su colaboración para obras de rehabilitación y mejora de la Plaza de Oca y su entorno. Pero, además, desde hace un tiempo es posible celebrar eventos de diverso tipo -caso de bodas, por ejemplo- en jardines e interiores.

De cine

La concepción aperturista que del Pazo de Oca tuvo la Duquesa de Medinaceli permitió que en varias ocasiones este monumento alcanzase una importante proyección como plató cinematográfico. El último rodaje que acogió fue el de la película La piel que habito, dirigida por Pedro Almodóvar y protagonizada por actores como Antonio Banderas y Elena Anaya. Otros filmes que tuvieron en el palacio su set de rodaje fueron Las Aventuras del Marqués de Bradomín (1959), dirigida por Juan Antonio Bardem. Se vinculan también a este enclave títulos cinematográficos como La casa de Troya, La noche oscura o El aliento del diablo.

Incrementar los alrededor de 20.000 visitantes que cada año recibe el Pazo de Oca es el objetivo que se marcan las nuevas visitas guiadas y teatralizadas que se ofrecen a este monumento en el marco de una colaboración entre el Concello de A Estrada, la Fundación Casa Ducal de Medinaceli y la empresa local Tesouros Novos. Las visitas guiadas pueden programarse todos los fines de semana y días festivos del verano. Las guiadas y semiteatralizadas están disponibles cualquier día de la semana previa cita para un grupo mínimo de 20 personas. Además de las explicaciones del guía se ofrece el aliciente de "resucitar" a personajes clave en la historia del pazo: la primera señora de Oca, María de Neira; el maestro cantero Esteban Ferreiro, que vivió un siglo después y fue clave en las grandes reformas que hubo cuando el pazo pasó a manos de los Gayoso; y el arquitecto paisajista francés François Vie, de mediados del XIX, que trabajaba en el Palacio Real de Madrid y diseñó el jardín romántico de Oca. En otoño se prevén visitas guiadas dirigidas a escolares.

Labor social

Hay quien describió a la XVIII Duquesa de Medinaceli como una mujer de gestos más que de palabras. Sus actos dan muestra de ello y perfilan una importante labor social y educativa por su parte. Llegó a ceder su casa a la Cruz Roja para la recaudación de fondos con fines asistenciales, atención que le supuso la concesión de la Medalla de Oro de esta entidad en 1963. Buscó también posibilitar el acceso a la educación a los más desfavorecidos, cediendo una parte del Hospital San Juan Bautista para la ampliación de un centro educativo o acondicionando en su propia casa un ala entera para crear y dotar un colegio. No menos importante fue su labor cultural, proyectada en gran medida a través de la creación de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, a la que donó buena parte de su patrimonio histórico. La aristócrata dejó su impronta en Oca. Abrió las puertas y compartió su grandeza.

Otras posesiones en Galicia

Además del Pazo de Oca, la Casa Ducal Medinaceli posee otras propiedades en tierras gallegas. Es el caso de la Torre de San Miguel das Penas, un pazo ubicado en Monterroso representativo de la comarca de Ulloa y de la provincia de Lugo. Otros de los monumentos son la Fortaleza de La Mota, en Pallarés (Lugo) y la Fortaleza de Torés, situada en la sierra que separa Galicia del Bierzo.

En el caso de Oca, la primitiva fortaleza medieval habría de convertirse en el actual palacio tras varios procesos de transformación, que se intensificaron en el siglo XVIII. La desaparecida Duquesa de Medinaceli emprendió también una labor de rehabilitación. Hoy día el monumento es visitado por miles de personas al año, convirtiéndose en uno de los recursos turísticos por excelencia de las tierras estradenses.