Para los otros dos pacientes que confesaron su vivencia al doctor Otero Vich, "ese tránsito hacia la luz lo interpretaron como una extraordinaria sensación de paz interior libre de cualquier sufrimiento". Fueron un hombre operado de tumor cerebral benigno y un joven con un hematoma cerebral tras sufrir un accidente, que sufrieron parada cardiorrespiratoria. Otros expertos opinan, al contrario que los científicos del estudio de Michigan, que las experiencias cercanas a la muerte son demasiado complejas para que nuestro actual -y aún limitado- conocimiento neurológico pueda ofrecer una explicación exhaustiva del fenómeno. Lo cual no quiere decir que deban relegarse al campo de lo paranormal. El problema radica, más bien, en que sería necesario un nuevo paradigma científico del cerebro para poder entender cabalmente una de las experiencias más extremas a las que debe enfrentarse nuestra mente: la contemplación, desde un estado de inconsciencia, de su propia extinción física.