-Es el chico de moda. ¿Cómo se siente en este ascenso tan fulgurante?

-Es que no me siento. Desde luego es un elogio y todo elogio venga de donde venga siempre es bienvenido. Me alegro de que la gente piense en mí como icono aunque me sorprende que así sea. Cuando hago algún trabajo con el mundo de la moda es porque me gusta. Pero yo no vivo únicamente de la moda y la publicidad.

-De momento.

-No creo que pudiese dedicarme solo a la moda. Este es un trabajo muy serio que involucra a muchos profesionales. No es la imagen hermosa, frívola incluso, que se ve la que valoro. El esfuerzo que se hace es inmenso. Es un negocio y yo soy por formación un hombre de negocios.

-¿Por qué ha sido usted el elegido? Chicos guapos de buena familia hay muchos.

-La vida me ha juntado con profesionales muy buenos. Lo mío es la economía, estudié y trabajé en Londres y Suiza y esto me llegó de casualidad, a través del polo, que es un deporte que me apasiona y que hizo que algunas marcas se fijaran en mí.

-Viene de un entorno muy privilegiado. ¿Le han marcado el camino?

-Más que marcarme creo que el hecho de pertenecer a determinadas familias te enseña una educación. Pero el hecho de nacer en el seno de la nobleza no significa nada especial, salvo la educación, que sí tiene que ver con mi familia. Perdí a mi padre muy joven y eso sí que marca. Mi padre me ha marcado en lo bueno y en lo malo.

-¿Qué hay de malo en usted?

-Soy un poco desorganizado, intento hacer demasiadas cosas para mi propio bien, tengo muchísimos intereses así que el dicho "el que mucho abarca poco aprieta" en mi caso se hace más que evidente. Soy cero egoísta, eso sí, quizás porque soy el pequeño de cinco hermanos y nunca me dejaron serlo.

-¿Cómo reaccionó al hecho de hacerse conocido, de repente, por salir con Ana Boyer Preysler?

-En casa siempre ha habido algún tipo de relación con la prensa. Forma parte de nuestra normalidad. Soy muy positivo y entiendo que es mejor ser práctico. No me enfadé, habría sido absurdo. He montado con mi prima Cristina Osorio una fundación, Un Kilometro, Una sonrisa. Ayudamos, a través del deporte, a discapacitados a ponerse retos y a superarlos. Ellos sí que tienen problemas reales y no se quejan por tonterías.

-¿Sabe que lleva el título de niño pijo, de parecer vivir al margen de la realidad de este país?

-Soy muy consciente, muchísimo. Trabajo en economía e intento darme cuenta de la realidad que vivimos a diario, y aunque estemos haciendo esta entrevista en el Náutico de Mallorca, en un entorno de lujo, donde parece que vivimos otra realidad, es cuando de verdad hay que considerar lo que genera el lujo y la industria para la riqueza de un país. Si quieren pensar eso, que soy un pijo, ir al estereotipo, libertad absoluta. A mí los estereotipos no me gustan, en nada.

-La imagen de usted y María León dio mucho que hablar€ Pertenecen aparentemente a dos mundos totalmente opuestos

-Al final somos personas, el actor, el modelo, el aristócrata€. Como en las fotografías antiguas en las que se ve a los actores de Hollywood que venían a España y se rodeaban de la gente de aquí, y se organizaban esas cenas maravillosas, con tanto glamour. Al final formamos parte de lo mismo, del mismo baile.

-Con la modelo Eugenia Silva, en cambio, hacían la pareja perfecta.

„Si usted lo dice, será. He tenido la suerte a lo largo de mi vida de rodearme de personas maravillosas. Al final lo que intento es llevarme lo mejor de cada una.

-¿Qué le parece que la Familia real esté tan poco presente en los últimos años en la Copa del Rey de Vela?

-Un error. Era una tradición muy arraigada. Es impensable que la reina de Inglaterra ni su familia no acudan al Gran Premio de Ascot. La monarquía es tradición.