El Papa Francisco admite que en la curia vaticana existe y funciona un "lobby gay". El comentario es atribuido al Pontífice en el marco de la audiencia privada que concedió a la cúpula de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), en la Biblioteca Vaticana el pasado jueves, pero que trascendió ayer vía internet, primero, y generó un amplio despliegue posterior en los principales medios de comunicación del mundo. "En la curia hay gente santa, de verdad, hay gente santa", pero también hay "una corriente de corrupción", dijo Francisco a los religiosos latinoamericanos.

El diario "La Stampa", a través de su periodista vaticano Andrea Tornielli se hacía eco en su edición de ayer de las frases atribuidas a Francisco, dando credibilidad a la noticia. En su crónica, Tornielli escribía que "el Papa también se refirió al lobby gay" que existe en el Vaticano: "Se habla del lobby gay, y es verdad, está ahí? hay que ver qué podemos hacer?", comentó Francisco durante la audiencia.

El Vaticano no comenta. El director de la Sala de Prensa vaticana, Federico Lombardi, dijo que no tiene "ninguna delaración que hacer sobre el contenido de la conversación", puesto que se trató de un "encuentro de carácter privado" y, por el mismo motivo, no hay ninguna grabación ni transcripción oficiales.

Pero la audiencia a la CLAR dio para mucho más porque el papa Francisco habría animado a los religiosos latinoamericanos, representantes en un continente en el que la Iglesia Católica se juega mucho, a que pierdan el miedo, incluso hacia las reacciones del propio Vaticano. "No tengan miedo de correr riesgos yendo a los pobres", aunque "quizá hasta les va a llegar una carta de la Congregación para la Doctrina (de la Fe) diciendo que dijeron tal o cual cosa? Pero no se preocupen. Expliquen lo que tengan que explicar, pero sigan adelante? Abran puertas".

"Prefiero una Iglesia que se equivoca por hacer algo que una que se enferma por quedarse encerrada", aseguró Francisco en la audiencia, en la que también abordó el espinoso asunto de la reforma de la curia. "La reforma no la puedo hacer yo, estos temas de gestión... Yo soy muy desorganizado, nunca he sido bueno en esto. Pero los cardenales de la comisión la van a llevar adelante". Una comisión que él mismo nombró, formada por ocho cardenales sobre los que recae la responsabilidad de ayudar a gobernar la Iglesia.

Nunca un Papa habló explicitamente del poder homosexual en la cúpula de la Iglesia Católica, aunque para muchos es un secreto a voces. Francisco sí se refirió varias veces durante estos tres meses de papado al problema de la corrupción, la misma que probablemente fue un elemento clave para que Benedicto XVI tomara la decisión de renunciar al cargo y dejar paso a un sucesor más enérgico para afrontar los retos internos.

El lenguaje del nuevo Papa llama la atención por su rotundidad. La crónica de La Stampa se hacía eco ayer de un comentario suyo respecto a su elección como sucesor de Benedicto XVI en el pasado cónclave:

"Yo venía con la ropa justa, la lavaba en la noche, y de repente esto? ¡Si yo no tenía ninguna posibilidad! En las apuestas de Londres estaba en el lugar 44, fíjense ustedes, ¡el que apostó por mí ganó muchísimo, claro?!".

En su homilia de ayer, durante la misa en el convento de Santa Marta, el papa argentino -que por cierto ya es protagonista de un tango- habló de la necesidad de una Iglesia pobre, y recordó que "San Pedro no tenía una cuenta en el banco".