El expresidente del Castellón José Laparra y la pitonisa Lucía Martín son los protagonistas de una historia que alcanzó su máximo punto de ebullición el día 15 de mayo, cuando el empresario valenciano, de 46 años, fue detenido por la Guardia Civil, acusado de allanamiento de morada.

Laparra irrumpió en la casa que la adivina tiene en Magallón (Zaragoza) para cobrarse los 165.000 euros que dice que le pagó por un filtro de amor -o un conjuro, las versiones difieren- que no dio los resultados apetecidos.

El ex presidente del Castellón, bien conocido en la tierra de Carlos Fabra, está procesado por el saqueo del club, de Tercera División, a cuya directiva se acusa de desviar más de cuatro millones obtenidos parcialmente de ayudas públicas.

La pitonisa -que no es maña ni castellonense, sino de Esplugas de Llobregat (Barcelona)- vivió un par de años en Magallón a cuerpo de rey, aunque ahora dice haberse radicado en Andorra. Dentro de esa vivienda que Laparra está acusado de allanar tenía Martín, de 27 años, su negocio de adivinación y consejería amorosa.

"Tú no sabes quién soy yo, tengo muchos contactos, y por un puñado de euros puedo hacer que cualquier extranjero os parta las piernas u os deje en silla de ruedas". Con estas palabras, según la revista Interviú, amenazó Laparra a la vidente que no le había conseguido la sumisión amorosa de Sandra, una secretaria de la que se había enamorado perdidamente el hombre.

Según la revista, a Laparra le urgía recuperar el dinero, porque se lo había pedido a unos «usureros» y tenía que devolverlo en junio. Por eso se presentó, al parecer con otras cuatro personas, en la casa de Magallón, dispuesto a cobrarse la cantidad como fuera. Acabó detenido por la Guardia Civil, a la que avisó el padre de Lucía Martín.

En otras versiones se apunta la hipótesis de que Laparra no había pagado 165.000 euros por el conjuro, sino que el dinero era parte de una inversión a medias con la adivina.

Una "estúpida" muy lista

En un videoblog colgado en Youtube en 2010, la pitonisa se presentaba a sus futuros clientes de esta guisa: "En ocasiones te pareceré estúpida, en otras puede que te parezca un poco imbécil y en otras puede que te entren ganas de abofetearme; pero, tranquilo, tan sólo soy una ilusión generada por tu mente y al terminar el vídeo desapareceré".

Además, Martín presumía de dedicarse "al mundo del arte" y haber "estudiado teatro durante años". Por lo que se ve, con gran éxito.