El gran desafío para los profesores de un centro de niños con conductas graves de conducta es captar su interés. Por ello, desde que hace dos años el CEE de Panxón se puso en marcha los profesores tuvieron claro que debían buscar alternativas a los sistemas tradicionales. Una pequeña granja, una huerta y una excelente sala de música son algunos de los atractivos con los que consiguen "enganchar" a los alumnos cuando llegan al centro. "Estos niños no pueden estar mucho tiempo en una misma actividad; hay que variar continuamente y las actividades al aire libre y manuales favorecen mucho su integración", apunta Rafa Cores.

El cuidado de los animales también les ha dado muy buenos resultados. "Cada niño tiene un conejo y se encarga de cuidarlo, eso les ayuda a aprender muchas cosas y a responsabilizarse", añade el profesor. La otra gran baza, en la que los profesores aseguran que "los alumnos se transforman" es el aula de música. "En ningún colegio tienen una sala como esta; estoy aprendiendo a tocar la guitarra eléctrica y estoy contento", dice Pablo, que este año se gradúa y espera acceder a un ciclo de mecánico.