Cada vez que la Agencia Espacial Europea (ESA) lanza un satélite la tensión es máxima en Darmstadt, la ciudad alemana desde la que se vela por el éxito de las primeras y críticas etapas de cada misión. El ingeniero de telecomunicaciones Jorge Iglesias (Lobeira, Ourense; 1984) es uno de los expertos del Centro de Operaciones Espaciales (ESOC) que se ocupan de monitorizar el ingenio tras el vuelo, confirmar su correcto funcionamiento y orientarlo hacia su órbita correcta.

Llegó a la ESA gracias a la experiencia adquirida en la Universidad de Vigo como responsable de operaciones del cubesat XaTcobeo, aunque cuando el primer satélite gallego fue enviado al espacio él ya estaba en Darmstadt. Su estreno en la sala de control de ESOC tuvo lugar en octubre de 2011 con el lanzamiento de los dos primeros satélites de Galileo, el sistema de navegación europeo en el que él participa.

"Estaba bastante nervioso. Siempre hay un riesgo y el corazón se te encoge. Aunque las misiones se preparan durante meses con simulaciones y entrenamientos la tensión que recrean las películas sí existe. No somos responsables del lanzamiento, pero es uno de los momentos más estresantes para el satélite y si no sale bien todo nuestro trabajo se perdería. Lo que no sucede como en el cine es que a alguien se le ocurra una idea de repente. Esto es imposible porque no hay lugar para la improvisación", bromea Jorge, responsable del computador de a bordo y de las comunicaciones.

El sistema Galileo ya ha desplegado 4 satélites que el pasado marzo lograron el hito europeo de determinar por primera vez la posición de un punto sobre la Tierra. Y, hasta final de año, se pondrán en órbita otros 4 de una constelación total de 30. A igual que en el resto de proyectos, los ingenieros del ESOC trabajan codo con codo con las empresas que participan en el desarrollo y construcción de los satélites y, tras el lanzamiento, realizan turnos de 24 horas durante la denominada fase LEOP hasta dejarlos en su órbita correcta.

Alrededor del 70% de la plantilla del centro pertenece a empresas europeas como Telespazio Vega, la que ha contratado a Jorge. A través de esta relación con la industria aeroespacial, la ESA devuelve a los países la inversión realizada. Un retorno cifrado en 6 euros por cada uno destinado y al que España parece haber renunciado tras reducir "a la mitad" su aportación a la agencia.

"Es aberrante. En lugar de apostar por una economía productiva pasamos a estar en el carro que va detrás y tiran de él. Excepto en Alemania y Francia, las empresas del sector, más allá de la comunicación por satélite, no están lo suficientemente maduras y hay que alimentarlas al principio. Y es dinero muy bien invertido porque esa tecnología se exporta fácilmente. Esta decisión va a reducir facturación y empleos de calidad", critica.

En este sentido, Jorge lamenta la escasa ambición del Gobierno central y la Xunta respecto al XaTcobeo: "Es un gran orgullo haber participado en un satélite que no fue de garaje, sino que cumplía los rigurosos estándares de la ESA. Pero el apoyo fue bastante pobre. Queríamos establecer un clúster aeroespacial y en 4 años han conseguido evolucionar desde un proyecto educativo a otro satélite con operaciones comerciales, algo imposible normalmente para una empresa, a la que le llevaría muchos años desarrollar este know-how".

El ingeniero ourensano se refiere al G-XAT, el último proyecto del profesor Aguado para el que la universidad viguesa busca financiación. "Mi punto de vista cuando me marché es que no se podría llegar a la explotación comercial y, ojalá se haga, pero por lo que leo en el periódico cada día no parece posible. Desde luego, sería un gran error por parte de las instituciones".

Esta falta de oportunidades en España y el reto de poder trabajar en los centros de mayor prestigio es lo que ha llevado a varios miembros del grupo del XaTcobeo a aceptar las ofertas de las agencias y las primeras empresas aeroespaciales: "Además de tener un salario acorde a lo que haces, te valoran mucho y te dan facilidades. ". Otra de las ventajas es el ambiente internacional: "Da lugar a malentendidos al principio pero es una riqueza laboral y cultural muy grande".