La joven marroquí Karima el Mahroug, conocida como "Ruby" o "Ruby rompecorazones", testificó ayer por primera vez en uno de los dos juicios que intentan esclarecer si en las fiestas que organizaba en su mansión de Arcore, cerca de Milán, el ex jefe del Gobierno italiano Silvio Berlusconi, hubo o no incitación a la prostitución.

La joven reconoció ante el Tribunal de Milán que Il Cavaliere le dio un sobre con "2.000 o 3.000 euros" -"en billetes de 500"- la primera noche que acudió a una fiesta en su villa de Arcore, escenario de lo que Berlusconi llamaba, medio en broma, medio en serio, "bunga bunga". Además, le preguntó si se había sentido cómoda y si podía llamarla para que volviera otro día.

El llamado "caso Ruby" consta, en realidad, de dos procesos. En el primero, precisamente en el que ayer testificó la joven marroquí, se juzga a tres personas por proxenetismo e inducción a la prostitución: el "manager" de artistas Lele Mora; el director de informativos del canal Rete Quattro (propiedad de Berlusconi), Emilio Fede, y la ex consejera de la región de Lombardía Nicole Minetti, antigua higienista dental del ex "premier".

Abuso y prostitución

En el otro proceso, en el que Ruby no ha sido citada, el fiscal reclama para Berlusconi seis años de prisión e inhabilitación de por vida por supuesto abuso de poder e incitación a la prostitución de menores, ya que la joven participó en las fiestas cuando tenía 17 años.

Según el relato que ayer hicieron medios italianos del testimonio de Ruby ante los jueces milaneses, en su primera visita a Arcore la joven contó "una historia inventada". Dijo que era "mitad egipcia, mitad brasileña", que su madre era "una cantante famosa" y que era "pariente" del entonces presidente de Egipto, Hosni Mubarak. Precisamente el argumento que usó Berlusconi para conseguir la puesta en libertad de la joven cuando, poco después, fue detenida por la Policía de Milán.

Esa noche, El Mahroug dijo a los asistentes a la fiesta que había roto todo contacto con su familia porque quería convertirse al catolicismo, decisión que su padre no aprobaba, e incluso contó que había sufrido "malos tratos" y mostró "las señales".

Para asistir a las fiestas del "bunga bunga", Ruby explicó que "tenía contacto con el presidente" del Consejo, es decir, con Berlusconi. "Me invitaba él, y de vez en cuando telefoneaba yo para saber si había cena", precisó, a lo que añadió que en esas veladas "nunca" vio "contacto físico entre las chicas y Berlusconi", al que se acercaban "bailando de manera sensual".

Sin embargo, después de su segunda fiesta en Arcore, Il Cavaliere la invitó a quedarse a dormir. "Era muy tarde y me dijo: "Si quieres quedarte a dormir, quédate", relató.

El Mahroug explicó que varias chicas de las asiduas de las fiestas también se quedaron y que ella durmió "sola". Al día siguiente, por la tarde, abandonó la villa y también entonces Berlusconi le dio una "ayuda": otro sobre con "2.000 euros en billetes de 500".