"En un mundo tan cambiante lo que necesitamos como personas o empresas es ser flexibles, creativos, capaces de reinventar o romper moldes porque la rigidez no casa con estos tiempos" dijo ayer en el Club FARO Franc Ponti, director del Centro de Innovación de EADA. La inteligencia creativa y las estrategias para potenciarla fueron la materia que nutrió su charla, presentada por la consultora Elba Pedrosa.

La premisa de la que parte Ponti, autor de "Inteligencia creativa" (editorial Amat) es que vivimos tiempos complicados aunque la historia de la humanidad no haya sido ajena a otros igualmente convulsos, pero éstos tienen como singularidad lo que el filósofo Zygmunt Bauman llama "liquidez". "Llama este pensador sociedad líquida -dice Ponti- a esta en la que todo se mueve y transcurre de modo acelerado, a un mundo en cambio permanente en el que las estructuras rígidas no sobreviven".

Para significar que es posible el cambio en las personas, Ponti habló de los últimos conocimientos de las neurociencias, que hablan por ejemplo de la neuroplasticidad de nuestro cerebro, su adaptación a los cambios mucho más allá de lo que creemos. "Uno ya no puede refugiarse -dijo- en ese esquema del 'yo soy así, no tiene remedio' porque hoy se sabe que el cerebro tiene capacidad de modulación de la percepción de los estímulos en el medio. "Los últimos avances en neurocreatividad -afirma- hablan de la necesidad de "desprogramar" nuestro cerebro de una excesiva racionalidad que bloquea nuestra creatividad. Se trata de la desinhibición cognitiva. Autores varios dicen que es necesario salir de nuestra zona de confort cerebral, a menudo muy centrada en el razonamiento y el juicio de valores, y acceder a estados cerebrales más vinculados con la conexión de realidades opuestas, la observación pasiva de la realidad, etc."

Las siete estrategias

Ponti habla de la conexión entre inteligencia y creatividad y se hace una pregunta que traslada a todos: si nos consideramos inteligentes pero consideramos que no somos creativos ¿de qué no sirve la inteligencia? Aceptado nuestro potencial creativo, el de todo el mundo que no se cierre en una negación paralizadora, la siguiente pregunta es cómo potenciar esa creatividad y el director del Centro de Innovación de EADA señaló siete estrategias: pensar zen, pensar Po, abrir la mente, aprender a pensar en equipo, emocionarse, apasionarse y pensar entre todos.

La primera, dijo, es "pensar zen", que sería dotarnos de tiempos, espacios y actitudes para pensar. "Las empresas que solo piden trabajo y trabajo a sus empleados pero no les dan tiempo a que exploren, se hagan preguntas... se equivocan. Una presión excesiva del cerebro bloquea la mente y hace que las ideas no puedan ser trabajadas en detalle".

La segunda estrategia es "pensar Po", que significa ser provocativo en el sentido de desafiar las convenciones, generar ideas, pensar diferente. "Pensar provocativamente -dice Ponti- es esencial para la creatividad. Hay muchas formas de invertir la realidad, de pervertirla, de sacudirla, en definitiva, de provocarla".

La tercera estrategia, abrir la mente. "Hay que saber aprovechar -dijo- la inteligencia y conocimiento que nos rodea, los otros talentos que hay en nuestra empresa, comunidad... sin encastillarse en nuestro propio conocimiento. Hay que desterrar el mito de la persona sumamente inteligente que es capaz de grandes ideas en la soledad de su laboratorio. Mirar holísticamente, saber escuchar, dar y recibir".

Aprender a trabajar en equipo y con fluidez es la cuarta estrategia. Evitar el ego, la autocensura y saber sumirnos entre personas que se escuchan y trabajan. ¿Y la quinta? Ponti habla de "sentir emoción". "Hay que aprender a transmitir contenidos emocionales -dijo- . A menudo relacionamos la innovación con la tecnología o procesos sofisticados en la producción pero no es solo eso. En las empresas, saber explicar historias que atrapan es también innovar. Sin emociones, eso que nos maravilla, seduce, sorprende... no hay innovación".