Los traductores de libros son profesionales imprescindibles en el mundo de la literatura, pero completamente invisibles, que poco a poco intentan salir del anonimato. Puerto Barruetabeña está especializada en traducir libros eróticos y románticos, pero hasta que no llegó a sus manos "Cincuenta sombras liberadas", la tercera entrega de la popular trilogía de E.L. James y de la que habla todo el mundo, no supo lo que era que la reconocieran por su trabajo. Asegura que este "best seller" ha ganado mucho gracias a la labor de los traductores.

- ¿Qué es lo más difícil de traducir una novela erótica?

- La verdad es que a mí no me costó mucho porque ya estaba especializada en traducir el género erótico, pero sí que tiene muchas peculiaridades. La novela erótica es mucho más descriptiva que la romántica o que otro tipo de géneros.

- ¿Qué fue lo más complicado de enfrentarse a Cincuenta sombras liberadas?

- En realidad es un libro muy sencillo de traducir, lo que sí que recuerdo más complejo fue entrar en la subcultura del sadomasoquismo. Tuve que documentarme bastante para ser fiel en el tono que se utiliza en esas prácticas y en el uso de los elementos. Los sumisos son sumisos, pero no esclavos, y lo importante es que quienes practican el sado aquí reconozcan como real lo que se está contando.

- El erotismo y la sexualidad tienen un vocabulario y una forma de expresión muy distinta según los idiomas, ¿cómo se soluciona eso a la hora de traducir?

- La verdad es que en los países no occidentales no hay tantas diferencias en cómo se presentan estos temas. Los problemas de vocabulario se solucionan intentando buscar un término lo más parecido posible. Es cierto que a veces se pierden matices y otras se ganan.

- ¿La traducción hizo que Cincuenta sombras... ganara matices o que perdiera?

-Pues creo que ganó en muchos aspectos al traducirla y eso me lo ha comentado gente que ha leído el libro en versión original y en castellano. La autora es mucho más repetitiva, más plana, en el uso de sus expresiones y en la versión traducida se ha intentado evitar.

- ¿Hay mucha presión al traducir un "best seller" mundial?

- Sabíamos que había funcionado muy bien fuera pero la verdad es que no sabíamos el éxito que iba a tener en España, era un misterio. Además la traducción de los tres libros se hizo de forma simultánea por personas diferentes y eso supuso un gran trabajo de coordinación. Los traductores estamos acostumbrados a hacerlo solos, en nuestro universo. Lo peor fue que trabajamos con un plazo de solo dos meses cuando lo normal para un libro así son cinco o seis.