"Nos enteramos leyendo un poco sobre el tema en internet", comenta Alfonso Álvarez en Vigo, "y nos pareció una buena idea para colaborar, un proyecto solidario bonito". Álvarez es desde hace un año quien sigue la tradición de la saga familiar, que fundó la cafetería hace unos cuarenta años. La crisis aprieta para todos y no en vano, donde llegó a haber tres camareros, trabaja ahora mismo solo una persona.