El cáncer ya no es sinónimo de muerte. Cada año se diagnostican 200.000 nuevos casos en España, pero la esperanza de vida no deja de aumentar. Desde la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) cifran en 8,4 millones las personas que hoy en día conviven con esta enfermedad aunque reconocen que la tasa de supervivencia varía en función del tumor y de la fase en la que se diagnostique. "Hay que lanzar un mensaje de esperanza. Los tratamientos son duros pero en el caso del cáncer de mama, por ejemplo, no afecta a un órgano vital y lo más probable es que termines muriéndote de otra cosa", indica Carmen, una gallega de 64 años que superó un tumor de este tipo hace 16 años.

Pese a los avances en la medicina son pocos los que no se vienen abajo tras el diagnóstico. "El mundo se te echa encima, lleva un tiempo aceptarlo", indica Carmen, que prefiere guardar el anonimato. Lo mismo le ocurrió a Pilar Mozas, quien también superó un cáncer de mama. "Lo primero que piensas es en la muerte, en por qué te ha pasado a ti", indica. Raúl Cerdeño, de 47 años, es una de las excepciones a la regla. "Por mi carácter lo llevé bastante bien", señala, tras haber superado un linfoma. Desde AECC coinciden en señalar que lo habitual es que el paciente pase por varias fases: shock, negación, tristeza y aceptación, algo que llega cuando se inicia el tratamiento.

Es el caso de Pilar Mozas. "La quimioterapia no me sentó mal y salía de allí muy animada, con ganas de luchar", indica. "Tras la quimio decidí hacer vida normal, trabajar, porque te permite liberar el pensamiento", indica Carmen, quien cree que la actitud ante la enfermedad es "muy importante" para superarla. Ambas reconocen que afrontaron la enfermedad con el apoyo de su familia, pero también gracias a ayuda psicólogica. "Lo habitual es que la necesites por fuerza", indica Pilar.

Quienes han superado un tumor aprenden a vivir sin miedo aunque sin olvidar por lo que han pasado. "Con el paso del tiempo, de los años, aprendes a vivir con ello aunque es algo que no se olvida nunca", indica Carmen. "El miedo reaparece cuando tienes que ir a revisión", añade Pilar. "No lo olvido, pero forma parte del pasado y aunque colaboro con la AECC, intento alejarme un poco de lo que me recuerda a esta enfermedad", reconoce Raúl.

Los tres coinciden en que un cáncer cambia la perspectiva que se tiene de la vida. "Te das cuenta de que la felicidad no es un viaje o el dinero sino tener salud y que es un milagro el poder levantarse cada día", resalta Carmen.