Más de 635.000 gallegos tienen más de 65 años, es decir, un 22,6% de la población gallega, de los cuales, 100.000 son octogenarios -el triple que hace diez años- y 1.200 han alcanzado la centena, según datos facilitados ayer por el presidente de la Sociedade Galega de Xeriatría e Xerontoloxía (SGXX), José Carlos Millán, con motivo del congreso "Investigación, desarrollo e innovación en gerontología y geriatría" que celebra en A Coruña esta entidad científica, lo que convierte a la comunidad en la segunda región más envejecida de España. "En los últimos diez años, los gallegos mayores de 80 años se han incrementado en 65.000 personas y los que superan los 85, en más de 30.000, y la tendencia es que la población continúe envejeciendo en los próximos años, ya que la esperanza de vida es cada vez más alta", afirma Millán, que añade que las previsiones apuntan a que en 2050, el 33% de la población tenga más de 65 años.

Millán, catedrático de Gerontología y Geriatría de la Universidad de A Coruña, recuerda que Galicia tiene una de las medias de esperanza de vida más altas del planeta, 82 años -79 años para los hombres y 85,8 para las mujeres-, lo que es un logro de la sociedad del bienestar, pero que lleva emparejado un aumento de la incidencia de patologías asociadas al envejecimiento, como el alzhéimer, el párkinson, los accidentes cerebrovasculares y las demencias vasculares, que pueden conducir a la discapacidad primero y a la dependencia finalmente. En este sentido, añade que en Galicia más de 200.000 mayores de 65 años presentan algún tipo de discapacidad, de los cuales, 40.000 reciben alguna prestación social, por lo que uno de los retos que se plantean es conseguir prolongar la independencia de la persona mayor. "El objetivo es prolongar lo máximo posible la independencia del sujeto para que no precise la ayuda del sistema o de terceras personas, fomentando que tengan una vejez física y mental lo más saludable posible ", explica.

En este campo, el grupo de Gerontología que dirige patentó el sistema "Telegerontología" -un pequeño aparato que permite ya a 500 usuarios gallegos estar conectados desde su casa con un centro de control y hacer actividades- y trabaja en estos momentos en varios proyectos europeos y uno nacional para garatizar la independencia de los mayores.

Llegar a curar las demencias seniles y otras enfermedades cerebrales vinculadas al envejecimiento es uno de los grandes retos de la neurociencia, cuyas investigaciones se dirigen a conseguir la reparación del cerebro, según el catedrático de Neurología de la Universidad de Santiago, José Castillo. "El ictus es ya la primera causa de mortalidad y morbilidad en Galicia y le siguen como causa de mala calidad de vida las demencias, mientras que el párkinson está aumentando", asegura Castillo, que se muestra convencido de que las técnicas con células pluripotenciales inducidas (iPS) -células madre maduras del propio individuo que son reprogramadas y diferenciadas en otras células distintas- permitirá en un futuro poder tratar enfermedades como el alzhéimer y otras demencias que en Galicia sufren más de 50.000 personas mayores. "Una cosa es que podamos producir estas células y otra es que funciones, y aún nos queda camino por recorrer. Por eso, hoy por hoy no es posible curar el alzhéimer ni el párkinson, pero vamos por buen camino y estamos avanzando muy rápido", afirma.