Kurt Cobain lo consideraba su álbum favorito, y Steve Jones, de los Sex Pistols, aprendió a tocar la guitarra escuchándolo. "Raw power" [1973], el tercer álbum de The Stooges y el primero bajo el nombre de Iggy and The Stooges, fue una obra maestra que mezcló David Bowie y que influyó sobre el punk-rock posterior. Cuarenta años después, esta semana ha salido su continuación, "Ready to die". Y, quién lo diría, es un buen álbum, una alegría para los fans de La Iguana de Detroit.

"Ready to die", distribuido en España por el sello PIAS, reúne a Iggy Pop, al guitarrista James Williamson y al batería Scott "Rock Action" Asheton en un disco de material completamente nuevo por primera vez desde las legendarias sesiones de grabación de "Raw power", con el bajista Mike Watt (de la banda Minutemen) ocupando el lugar de Ron Ashenton, fallecido en 2009. Salvo Watt, toda la banda está compuesta por sexagenarios, algo que para nada se refleja en el sonido del disco, fresco, crudo y urgente.

La energía proto-punk de "Raw power" está presente en temas como "Burn", el primer sencillo; "Gun", que ironiza sobre la falta de control de las armas en Estados Unidos; y "Sex and money", "dos razones para vivir", según canta Iggy Pop en la letra de la canción.

El hedonismo está presente también en "DD's", cuyo título hace referencia a una talla grande de sujetador. El rockero de Michigan alude a la necesidad del sexo en la vida y a su gusto por los senos femeninos de tamaño considerable, "no importa si son reales o de mentira".

El sentido del humor, mezclado con la provocación, es una de las cualidades de las que más ha hecho gala Iggy Pop en los últimos tiempos. En un vídeo de promoción de este disco aparece rodeado de exuberantes mujeres en bikini mientras se queja de las desventajas de publicar con un sello independiente. Además, se muestra en la portada del disco visto desde la mira telescópica de un fusil y con un cinturón de explosivos, una idea que tal vez hubieran cambiado si la cubierta se hubiese diseñado después de los atentados de Boston.

La crisis se cuela también en las letras del disco, como en "Job": "tengo un trabajo pero no me pagan una mierda, estoy cansado de él". Y un par de temas lentos reflejan la faceta más madura del cantante: "Unfriendly world" y "The departed", dos cortes de aires country en los que la voz de Iggy Pop se asemeja a la de Johnny Cash en los álbumes que grabó con Rick Rubin al final de su vida.

En contraste con el anterior disco de los Stooges, "The Weirdness" (2007), considerado uno de los retornos más decepcionantes de la historia del rock, "Ready to die" ha recibido el beneplácito de la crítica y el aplauso de un medio tan influyente como la revista británica "NME", que le otorga un ocho sobre diez. "All Music Guide", por su parte, lo califica como "contra todo pronóstico, un magnífico disco de los Stooges", "una banda liberada del peso de la historia y lista para rockear mientras pueda".

James Osterberg, o sea, Iggy Pop, dice que sus motivos para hacer un disco con el grupo a estas alturas ya no son personales: "Es mi cabezonería de que un puto grupo de verdad, aunque sea viejo, también tiene que hacer putos discos. No solo subirse al escenario por la puta pasta". E insiste en que la razón no es ganar un montón de dinero: "No somos los putos Smashing Pumpkins, que tienen al tío calvo o al que sea. Lo único que realmente me queda por decir es que los Stooges son un grupo de verdad".