¿Pueden unos huesos guardar 40 años la prueba de un crimen que, si ocurrió, se ideó para que fuera perfecto? A esa tarea se entrega un equipo de científicos llamados por el juez Mario Carroza, que intenta averiguar la causa de la muerte de Pablo Neruda en Chile. Entre ellos hay tres expertos españoles: el médico Guillermo Repetto, profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla; el catedrático de Medicina Legal, Aurelio Luna -experto en bioquímica post-mortem-; y el antropólogo forense del País Vasco, Francisco Echebarría, el primero en desvelar que los huesos de la finca de Las Quemadillas en Córdoba no eran de animales.

El propio profesor Repetto admitió que el análisis de los restos del poeta es uno de esos retos irrenunciables para un toxicólogo. "No hay sangre, ni orina, ni vísceras, ni órganos. Solo huesos. Los huesos hablan, pueden dar mucha información, pero no toda", apuntó recientemente. Las primeras pruebas practicadas a los restos del poeta premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda, concluyen que efectivamente padecía de un cáncer de próstata avanzado y metastásico Pero no se puede determinar por el momento si hubo veneno o no.

También, casi una década después de la muerte del líder palestino Yasser Arafat, que ha sido exhumado en noviembre pasado tras la denuncia de su mujer e hija, la investigación continúa. Tres equipos de científicos realizan exámenes en sus restos para determinar si pudo haber sido envenenado con polonio-210. Es el mismo elemento raro y altamente radiactivo que mató al exespía ruso Alexander Litvinenko en 2006, por ejemplo. La investigación genera preguntas importantes sobre cuánta evidencia pueden hallar los expertos a estas alturas, y si podrán sacar conclusiones definitivas.

Prestigiosos equipos del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) explican algunos pormenores del análisis toxicológico en Medicina Forense: Es determinante el tiempo que haya pasado por los restos mortales, pero también el tipo de veneno empleado. Sería mucho más fácil, por ejemplo, hallar restos de polonio en Arafat, que de un veneno rápidamente mortal para Neruda, ya por su rapidez, no se habría metabolizado en uñas, pelo, dientes o huesos. "Es muy fácil, ya que Neruda estaba ingresado en una clínica, aplicar por ejemplo cloruro potásico en el suero en vena, apenas unos mililitros para provocar su muerte y sería difícil de detectar incluso en un cadáver reciente", explican.En el caso de los elementos radiactivos, como rubidio o polonio, este tipo de metales pesados y de un alto peso molecular, sí suelen depositarse.

El equipo que dirigió Ángel Carracedo, analizó los restos supuestamente humanos de la finca de Las Quemadillas en Córdoba, propiedad de la familia Bretón. Gráficamente, el antropólogo forense Fernando Serrulla -experto en restos óseos que reconstruyó el rostro del licántropo de Allariz (Ourense), Romasanta- comenta: "Me preguntaron ¿es imposible hallar ADN? Pensé: hay que intentarlo, aunque por encima de los 100 grados, prácticamente se desnaturaliza la proteína y por encima de 300, no es posible obtenerlo". Compara la dificultad de ese caso con el de obtener restos o pruebas de tóxicos varias décadas más tarde. "Yo no diría que es imposible encontrar veneno si ha habido una intoxicación criminal en Pablo Neruda. Lo razonable es pensar que no se puede demostrar científicamente que fue envenenado", matiza.

"En la toxicología esquelética, es relativamente fácil encontrar venenos minerales como arsénico; elementos químicos sueltos, que por sí mimos son tóxicos y que no se encuentran en esqueletos. Si aparecen estos compuestos, podemos indicar que hay intoxicación", asegura.

"Hay un montón de imponderables que hacen que se puedan encontrar venenos o no", añade la catedrática de Anatomía patológica, Ana María Bermejo. "Si envenenan a una persona con una inyección de insulina,rápidamente, eso no llega al pelo. Tardaría 10 días", explica. Por eso son más fáciles de detectar las dosis sucesivas de un tóxico en los restos mortales. Cita el caso de Napoleón y el arsénico.

Es como predecir el pasado. La labor consiste en plantear qué pudo ser y buscar ese elemento venenoso. "Pero la mayoría de los venenos que se emplean actualmente son moléculas complejas. La mayoría de los tóxicos actuales, se transforman en otras sustancias con la descomposición cadavérica", asegura Serrulla, que alude a algunas sustancias con "un poder muy grande de matar, con muy pocos gramos". "No aparecerá en un cuerpo cadaverizado, porque o se transforma o se va con las partes blandas, no se queda en el hueso", explica. "Los venenos hay que investigarlos uno a uno y algunos necesitan un método específico, que obliga a destruir la muestra", añade Fernando Serrulla.