Diez años sin libertad, sin afectos, sin los vínculos necesarios para madurar y crecer. Diez años robados a tres vidas. Psiquiatras y psicólogos gallegos consultados sobre el dramático caso de las jóvenes desaparecidas hace una década en Cleveland (EE UU) y que el lunes pudieron escapar de sus captores coinciden en lo "extremadamente difícil" que puede ser la recuperación completa tras una situación tan traumática.

"Aunque aún no se conocen bien los datos del caso, se intuye que hubo abusos sexuales y malos tratos durante todo este tiempo, por lo que los daños causados pueden ser permanentes", advierte el psiquiatra Juan Carlos Díaz del Valle, al tiempo que indica que ahora comenzará "el tiempo de ayudarles a reelaborar el trauma y recomponer sus vidas". El psiquiatra indica que en casos así también es habitual que surjan otras patologías como el estrés postraumático, trastornos depresivos y psicóticos. El experto se remonta a los casos de soldados de la primera y segunda Guerra Mundial donde muchos de ellos "sufrieron posteriormente incluso otro tipo de trastornos físicos como parálisis como consecuencia de las situaciones tan traumáticas que vivieron".

El psicólogo Manuel Castro Bouzas compara también la situación de estas chicas con la que sufrieron las personas sometidas a bombardeos durante las guerras o estuvieron en campos de concentración. "Un secuestro de este tipo es una especie de campo de concentración en cuanto a la pérdida total de estabilidad afectiva y emocional", explica el tesorero de la sección de Psicología Clínica del Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia.

Castro destaca que el impacto sufrido tras una situación de este tipo "es muy importante en la evolución y maduración de una persona". "Hay que tener en cuenta que estas chicas se vieron sometidas a situaciones muy diferentes de las de una vida normalizada, en una relación de dominación y esclavitud; la relación con jóvenes de la misma edad sería muy limitada y las experiencias en el ámbito sexual, totalmente inadecuadas".

Las consecuencias de sufrir una tragedia así durante diez años dependen mucho de cada persona. "Es importante las experiencias y vivencias que cada una de estas chicas tuvieran almacenadas hasta el momento del secuestro; los vínculos de apego que establecemos en los primeros años de nuestra vida son importantísimas y nos hacen más fuertes y resistentes de cara a afrontar las amenazas exteriores. Estos factores previos son protectores ante una serie de vivencias tan terribles", describe. Por ello, si en el momento del secuestro hubieran sido aún más pequeñas "tendrían menos recursos para hacer frente a la tragedia".

También destaca la esperanza como clave para la recuperación. "Una de las chicas llegó a escapar; eso significa que mantenía la esperanza y que no llegó a un grado de indefensión total", apunta el psicólogo.

El presidente de la Sociedad Gallega de Pediatría, Juan Manuel Sánchez Lastres, destaca también la importancia de la edad para determinar las posibles consecuencias de una tragedia de este tipo. "A las edades de estas chicas en el momento del secuestro, el proceso madurativo y físico estaría casi completo, excepto en la que tenía 14 años, pero se produce un bloqueo total en el desarrollo psicológico, por lo que se puede ver muy afectado", indica. "Las relaciones sociales se ven completamente truncadas y hay un parón de diez años desde el punto de vista social, psicológico y físico", añade.

El proceso de readaptación, augura, "tendrá que ser muy vigilado y posiblemente les lleve varios años", al tiempo que advierte que en estos casos son muy probables diversos "trastornos de ansiedad y del desarrollo adaptativo".

Resiliencia

El psiquiatra Leonelo Forti, por su parte, coincide con Castro en que el proceso de recuperación tras una situación así "depende mucho de la personalidad previa de cada uno" y recurre al término resiliencia para explicarlo. "Hay personas con una gran capacidad para aumir situaciones límite y sobreponerse a ellas, mientras que otras son más vulnerables y puede que no se recuperen jamás".

Forti define como "inimaginable" para cualquiera de nosotros una situación de este tipo. "La incertidumbre de esas chicas, estar todo el día preguntándose qué te van a hacer, si te van a matar, a abusar de ti, provoca un agotamiento del aparato psíquico muy grave y el pronóstico es impredecible". El psicoterapeuta advierte además de que ese estado de tensión permanente, incertidumbre e impotencia "habrá provocado seguro daños orgánicos como alteraciones en la tensión arterial y en el aparato digestivo". "Pocas tragedias son tan graves como algo así", lamenta el especialista.