Considerada como la más antigua e importante sociedad recreativa de la ciudad, el Casino de Vigo fue todo un emblema de la aristocracia viguesa. "El Casino era la sociedad más elitista de la ciudad y la que seleccionaba más a sus socios; una escisión del Casino fue La Tertulia, que era todavía más elitista", explica el historiador Rubén Martínez Alonso, que acaba de publicar un libro que recoge el testimonio gráfico y aporta nuevos datos sobre la desaparecida entidad.

Aunque suele identificarse a Vigo con una urbe industrial y obrera, lo cierto es que a finales del siglo XIX y principios del XX la ciudad olívica tenía una vida social muy rica, e incluso clasista: tanto en el Casino como en otras sociedades había pequeños grupos que se consideraban más aristocráticos que el resto de los socios. A pesar de la importancia que tuvo en su momento, muchos vigueses ignoran la historia del Casino de Vigo, "de hecho, casi todos identifican el edificio García Barbón con el teatro o con el antiguo cine Rosalía de Castro, pero no con la sociedad recreativa", reflexiona Rubén Martínez.

En "El Casino de Vigo" (Alvarellos Editora-USC), el autor presenta una crónica ilustrada de la histórica sociedad de recreo desde su fundación en 1847 hasta 1936, "año que supone un antes y un después en la mayor parte de las sociedades recreativas", si bien el Casino vigués no desapareció hasta finales del siglo XX. Un viaje en el tiempo por los bailes, el teatro, el cine, las visitas de personalidades ilustres, pero también por la moda o la arquitectura, con el Casino de Vigo como marco de referencia de la evolución de la sociedad viguesa. El libro -disponible también en la tienda on line alvarellos.info- incluye un centenar de fotografías históricas e ilustraciones, muchas de ellas inéditas.

El estudio de los reglamentos de la sociedad permite apreciar su evolución a lo largo de las décadas o el nombre de sus socios en un momento determinado. En el Reglamento de 1882, por ejemplo, se da cuenta de que la entidad contaba con 239 socios, entre ellos nombres tan conocidos como los de Antonio Sanjurjo Badía, Estanislao Durán, Javier Martínez de Arce y Enríquez (VII Marqués de Valladares), Nicolás Taboada Leal o Jenaro de la Fuente.

Fundado el 2 de diciembre de 1847 con el nombre de Circo [ó Círculo, según las fuentes] Recreativo de Vigo, el 18 de febrero de 1859 cambió su nombre por el de Casino de Vigo. Antes de estrenar su sede en el edificio García Barbón en 1926, la sociedad pasó por diversos locales: una "casa" arrendada a Mariano Lagos; el local que ocupaba el comercio de Teodomiro Coca a partir de 1853; otro propiedad del Sr. Acevedo en la calle Imperial (hoy Joaquín Yáñez) desde 1855; un bajo de la casa de los Sres. Rodríguez Bonín, en la calle del Príncipe€ Hasta la inauguración del monumental edificio diseñado por Antonio Palacios, el 7 de noviembre de 1926. El inmueble fue concebido ya desde su proyecto inicial como "teatro-casino".

"En aquella época -explica Rubén Martínez- era habitual en las ciudades gallegas que los casinos ocupasen las sedes de los grandes teatros en régimen de alquiler, lo que provocó diversos conflictos a la hora de prorrogarlos. En el caso del Casino de Vigo los problemas surgen dos años después de la inauguración de su nueva sede, planteándose posibles alternativas como local social. Y es que, aunque el edificio se concibió como teatro-casino, el casino de Vigo ocupaba el frente del García Barbón, la entrada principal y la parte de arriba, que albergaba el salón de fiestas. La gente que quería acceder al teatro tenía que hacerlo por las entradas laterales, con lo que se perdía la magnificencia del edificio. Esto dio lugar a numerosas críticas contra el Casino por copar lo que se había construido como teatro para la ciudad".

Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela, de la que es profesor, el vigués Rubén Martínez tuvo que realizar una intensa búsqueda de datos, pues a falta de localizar las actas de la institución se vio obligado a bucear en las hemerotecas -Faro de Vigo fue una de sus fuentes principales- para reconstruir la época inicial del Casino vigués. Además, localizó algunos reglamentos de la sociedad en el archivo municipal de Vigo que le sirvieron para conocer cuestiones relacionadas con aspectos económicos de la entidad.

Aunque se centra en el Casino de Vigo, el libro de Rubén Martínez incluye también otros acontecimientos, como el incendio del Teatro Rosalía de Castro el 8 de febrero de 1910. Otras dos sociedades viguesas, La Oliva y el Círculo Mercantil e Industrial, frecuentaban el edificio siniestrado y sus enseres fueron devorados por las llamas.

Huéspedes de honor

Uno de los proyectos más novedosos del Casino de Vigo, del que ya se hablaba en los años 20 y que quedó paralizado tras la guerra civil, era el denominado "huéspedes de honor". Se trataba de invitar al Casino a grandes personalidades de la cultura o de la ciencia, dándoles alojamiento durante 5 o 6 meses, a cambio de que esas personas continuasen con sus trabajos de investigación o de creación y diesen también conferencias o charlas en el Casino explicando su labor. Se citaban nombres como los de Ramón del Valle Inclán, Santiago Rusiñol, Julio Romero de Torres, Wenceslao Fernández Flórez o Julio Camba.

Entre las visitas ilustres al Casino figuran la que realizaron Alfonso XII y María Cristina el 22 de agosto de 1881, la del aviador Joaquín Loriga el 1 de julio de 1927 -pocos días antes de su fallecimiento-, o la de Alfonso XIII y Victoria Eugenia el 28 de septiembre de ese mismo año.

Otro de los aspectos interesantes que recoge el libro de Rubén Martínez es el papel de la mujer en ese tipo se sociedades recreativas. "Se puede comprobar la evolución de los vestidos femeninos, donde el cambio es brutal, pero sobre todo se observa cómo fue cambiando el protagonismo de la mujer, desde unos primeros momentos en que eran simples acompañantes en unas sociedades de varones, hasta los años 20, en que la mujer adquiere ya un papel más destacado".

La evolución del Casino de Vigo viene a reflejar las transformaciones que se dieron en la sociedad viguesa durante un siglo. La entidad desapareció en el verano de 1992, casi 150 años después de su fundación.