Habló también Arcadi Espada de los otros héroes de la embajada de España en Budapest, como la secretaria Elisabeth Tourné y el abogado Zoltán Farkas, ambos fieles empleados de Ángel Sanz Briz, que fueron cruciales en la salvación de miles de judíos. Pero dedicó más tiempo al italiano Giorgio Perlasca, al que calificó como "héroe", pero también de "impostor", por haberse atribuido posteriormente la salvación de más de cinco mil judíos como supuesto sucesor de Sanz Briz en la legación diplomática.

Espada relató que Perlasca había combatido en el bando franquista y que pidió protección a España cuando cayó Mussolini, sintiéndose perseguido por los nazis. Sanz Briz le acogió en la embajada, y el italiano se arrogó haber sido su sustituto cuando el aragonés se fue en diciembre de 1944. El diplomático español se marchó de acuerdo con el gobierno, porque estaban a punto de entrar en Budapest las tropas soviéticas.

El periodista catalán -cuyo libro ha sido muy contestado en Italia- recuerda que Perlasca se llevó la fama: en la obra de referencia sobre el holocausto, 'La destrucción de los judíos europeos', de Raul Hilberg, se habla de Perlasca y no de Sanz Briz (fallecido en 1980). Y en el friso del Museo del Holocausto de Budapest está Perlasca y no Sanz Briz".

Perlasca atribuyó en 1991 la marcha de Sanz Briz a la necesidad de proteger a una supuesta amante judía, la baronesa Podmaniczky. Espada refutó ayer en Vigo, por vez primera, esa puya póstuma del italiano: "Las dos baronesas Podmaniczky que había en Budapest se quedaron hasta la invasión rusa y no eran judías".