-¿Qué vigencia tiene hoy en día el movimiento argentino de las Madres de Mayo?

-Nuestra lucha se basa en tres patas: la memoria, la verdad y la justicia. Si no traemos el pasado al presente, no puede haber un futuro. No se puede olvidar el genocidio espantoso de aquel golpe incívico, clerical y militar. Otra de las crueldades es que no hemos podido enterrar a los hijos y gracias a antropólogos forenses muchas familias han recuperado los restos, pero no termina la lucha porque la evidencia es la verdad: se los llevaron. Uno de mis tres hijos, que estudiaba Medicina, Alejandro Martín, entre ellos, el 17 de junio de 1975. Y la tercera pata, que madres y abuelas hemos demostrado que jamás hemos tomado la justicia por la mano ni lo vamos a hacer. Ofrecemos juicios justos con garantías, lo que no dieron a nuestros 30.000 seres queridos.

-¿Observa paralelismo con la Memoria Histórica en España?

-Qué maravilla que empezaron a imitar a las abuelas argentinas y a buscar a los hijos apropiados. Nosotras no aceptamos que nos digan heroínas, somos un grupo de madres que salen a la plaza y que cumplimos 36 años en mayo.

-¿Qué papel ve al Gobierno argentino?

-A partir de 2003, con el presidente Néstor Kirchner al que consideramos nuestro otro hijo, empezamos a obtener justicia. Fue el primero que nos escuchó y tomó a los derechos humanos como política de Estado.

-¿Y ahora, con Cristina?

-Cristina continúa totalmente con esa política de derechos humanos. Se le murió su hombre, primero, y el político, pero ahí la tienes con toda la fuerza a pesar de los palos que le ponen en la rueda. A las personas se las juzga por los hechos, no por las intenciones, así que cómo no apoyarla, sin partidismos, porque no hay propuestas en la oposición.

-¿Habrá corralito en España?

-El brutal estallido social de 2001 que costó la presidencia a De la Rúa, equivaldría acá al movimiento de los indignados, que en buena hora ha empezado, demostrando que los jóvenes no están dormidos, pero siempre sin violencia y en paz.

-¿Es partidaria del escrache?

-Donde no hay justicia, hay escraches. Surgieron allá en el 95, con la irrupción de la insolente juventud de los hijos de los desaparecidos. Era un movimiento pacífico y de fuerza frente a las casas de los asesinos.

-Aquí es ante las casas de los políticos y reciben críticas por el paralelismo con los asesinos.

-Pero es que se está llegando a los suicidios. Eso uno lo vive y lo palpa. No es una falta de respeto pitar y vocear, porque le dicen al político el horror que está haciendo y se pronuncian en la calle pacíficamente. Tampoco falta el "corneta" que aprovecha la manifestación para hacer algo violento, pero, igual que en Argentina, se les repudia. No he visto violencia y qué menos que protestar, porque la situación es jorobada.

-¿Qué le diría al nuevo Papa?

-Pensamos que tiene una asignatura pendiente de cuando fue arzobispo en Buenos Aires: saber la verdad, dónde están los niños, los bebés, sus restos, y qué pasa con lo curas pedófilos a quienes pasan de una parroquia a otra. En Argentina hay una larga fila y no han condenado a un solo cura cómplice con la dictadura. Siguen dando misa y comunión donde están presos con los genocidas por delitos de lesa humanidad.

-Entonces, le pediría...

-Pienso que ahora tiene en sus manos el poder real para cumplir la asignatura que dejó pendiente. Le pedimos que ejecute esa potestad que tiene de abrir los archivos del Vaticano. ¿Te imaginas lo que mi querido juez Garzón puede pensar que haya en los archivos del Vaticano?

-¿Qué se ve en la exposición inaugurada en la sede de la Universidad Ciudad de Alicante?

-La inauguramos en nombre de las Madres de Plaza de Mayo con el secretario consejero de Derechos Humanos de la embajada argentina, Carlos María Duhalde, y se llama "Ellos quieren contarnos". A través de las fotografías nos cuentan historias de vida, no son solo caritas. Incluye carteles, cartas, poemas, boletines escolares, documentos y testimonios, en colaboración con la Universidad de Alicante y la Casa de las Américas, hasta el 19 de abril. Cada familiar inició la recopilación de fotos de desaparecidos, desde pequeñitos hasta casados, que nos cuentan quiénes eran. No dieron su vida, se la arrancaron, pero han sembrado una semillita y resulta conmovedor. Al principio las pegábamos en pancartas de cartón de un metro por 90 y como se deterioraban mi hija, en Derechos Humanos, propuso fotografiar cada pancarta y volcarlas en la tela.