La directora de la TVG, Rosa Vilas, señala que han conseguido "ser el medio más potente de normalización lingüística" y que con 40 millones de euros menos de presupuesto, la televisión gallega registra unos niveles de audiencia "de los que podemos sentirnos razonablemente satisfechos".

Muy parejos a Telecinco en el prime time -"estamos ahí a las décimas, y en diciembre ganamos nosotros"- Vilas comenta que "seguir manteniendo una posición de referencia tan potente es para tener en cuenta", sobre todo después de haber hecho la transición a la TDT "sin quedarse en el camino, como otras" y de haber encajado los procesos de regularización de las situaciones laborales.

"Detrás está la implicación de una empresa. Sabemos de la importancia que tenemos y queremos seguir haciendo las cosas bien, más con menos", apunta, y repara en que la TVG es "parte del ser de Galicia".

Además, añade, "la televisión pública gallega ayudó a vertebrar, a que se conociesen nuestras instituciones, a acercar el interior a la costa y la costa al interior. La TVG ayudó a hacer país y lo sigue haciendo, evidentemente en otro estadío, porque la sociedad gallega no es la misma, pero sí que seguimos haciendo país, por eso estamos aquí".

Vilas manifiesta que "cuando no estamos en algún sitio, la gente se queja, nos echa de menos" y subraya que si hay algo "incontestable" es que la TVG es líder en informativos y en entretenimiento suele serlo, y aunque en este caso dependa del día, "también la gente pone la TVG para su ocio", recalca su directora.

"Estamos en un momento en el que la gente está dándolo todo para poder aportar cada vez más a la cadena", asegura, y hace una enarbolada defensa de los profesionales con los que cuenta la TVG en todas las escalas: "Todos están implicados, sin ellos sería imposible. Esto es gracias al esfuerzo, la dedicación, el trabajo y la ilusión de todo el mundo que trabaja aquí".

De las críticas a la supuesta parcialidad de la televisión pública planteadas con carácter repetitivo por los grupos de la oposición en el Parlamento y por el comité de empresa, Vilas insiste en que no solamente es un debate "viejo, obsoleto y decimonónico" sino que "a veces también hay determinados intereses detrás de estas acusaciones que yo creo que no están medidos. En ocasiones pueden hacer más daño del que se piensa".