Tony Lomba y Manuel Manquiña están en el hipotálamo cultural de esta ciudad, en mayor o menor medida, así que esta unión de facto es algo que aquí ha gustado. la buena prueba debería ser una magnífica taquilla, que es lo que sucedió ayer en el auditorio municipal del Concello (sin llenar del todo pero casi), en su representación de "Música Ligera", espectáculo urdido por ambos sobre guión del actor? y no me resisto al tópico: suyo, pues, es el "conceto" (por cierto, hubo chascarrillo a costa de "Airbag") y con temas interpretados por el ex "Los Tres Sudamaricones", gran nombre de la antigua banda de Lomba.

"Música ligera" es el primer montaje que cantante y actor urden, se estrenó el pasado mes de febrero en A Estrada, y por fin recala en Vigo. El argumento del asunto logra esa mezcla entre teatro y concierto: con aires de comedia, revista y provocación nada ajena al espíritu de la movida viguesa. Genética vecinal, supongo. Y el experimento cuaja. Se trata, ciñéndonos al argumento, de la historia de un par de amigos (Traviesas y Coia, sus orígenes) que ligan su vida desde entonces. Uno, Lomba, cantante hoy venido a menos. Otro, Manquiña, representante, mentor, guía. Agua y aceite.

La comedia surge así en "Música ligera" de modelos universales y sin fallo: la pareja contrastada pero unida, Arlequín y Polichinela, el payaso listo y el bufo. Teñido de música a cargo de Lomba (con aportaciones de Manquiña al final).

El paseo por la canción ligera lo sostiene el cantante admirablemente, llevando siempre esos "standards" patrios al terreno burlesco y derivando, cual estruendosa catarata, en el esperpento y la más gloriosa brocha gorda, en su faceta de showman escatológico. Manquiña en sus intervenciones está soberbio, animal escénico y pura vis cómica en cada gesto. Juntos construyen una ficción cercana al vodevil más hilarante. Una obra realmente divertida aunque poderosamente gruesa y provocadora. Maná para el intelecto, pues.