Tony Lomba y Manuel Manquiña llegan esta noche (21.00 horas) al Auditorio Municial del Concello de Vigo con la maleta repleta de "Música ligera" para invitar al espectador a viajar hasta la España de los años setenta de la mano de un manager algo rancio y un cantante perdido en los recovecos del artisteo. "Es una oda a la música ligera, tan denostada durante años en España, y que ha dado sin embargo artistazos como Raphael, Nino Bravo y Camilo Sesto", comenta Lomba, que adelanta que quieren llevar el espectáculo también fuera de Galicia.

Estrenado el pasado mes de febrero en el Teatro Principal de A Estrada, "Música ligera" es el primer montaje que organizan conjuntamente cantante y actor, que ya compartieron escenario una vez, en el Festival de Cans de Porriño, algo ocasional que ahora repiten, pero de forma premeditada. "Actuó con Elio (dos Santos) y conmigo en una canción, y desde entonces nos quedamos con las ganas de hacer algo juntos. Un día le plantee la idea y Manquiña se puso a ello. Yo, a la hora de escribir, me lío, así que el argumento y el texto son cosa suya", comenta Lomba. De esta manera, el popular actor convirtió a su "pareja de baile" en un cantante sumido en las drogas tras una mala digestión del famoseo y a él mismo en su representante, un tipo serio con una fe ciega en el artista venido a menos y que también esconde sus propias adicciones.

Estos dos personajes, sacados de la España más genuina de los años setenta, desembarcan en un proyecto artístico donde suman fuerzas e ingenio, pero no se hacen sombra, afirma el cantante. "Aunque los dos tenemos un genio importante, no tenemos ese ego exagerado y nos preocupamos por que el otro se luzca", añade.

"Música ligera" es, en palabras del cantante vigués, "una revista", donde la música, el teatro y los monólogos se dan la mano para hacer reír al público. Eso sí, Lomba advierte de que se trata de un espectáculo "solo para adultos", que incluye algunos de sus temas "más picantes". Además, recuerda Lomba, los dos son "políticamente incorrectos". "Una particularidad es que si algo queremos decir no nos lo va a callar nadie", advierte.