Nueve años después, un vídeo de 40 segundos devuelve al sargento grancanario de Infantería Sergio Santisteban Peña a la guerra de Irak, donde estuvo destinado y de la que regresó tras sufrir un ataque cuyas heridas le obligaron a retirarse como personal en activo del cuerpo. Son imágenes que "condeno", indica por teléfono desde Córdoba, donde ahora reside, pero "entiendo a los soldados como ser humano". "Hay que conocer la situación en la que se encontraban esos soldados para llegar a pegarle la paliza al detenido, porque allí teníamos una gran carga de trabajo y muchísima presión", explica Santisteban, quien hasta 2011 no fue reconocido como víctima del terrorismo por el ataque que sufrió el 11 de febrero de 2004 en Diwaniya cuando tenía 29 años.

El actual Sargento de Infantería Honorífico y también delegado en Córdoba de la Asociación Unificada de Militares Españoles (Aume) apunta que para explicar los hechos que se recogen en las imágenes "hay que tener en cuenta que estábamos en una zona de guerra, sometidos a mucha presión y allí primaba que todo el mundo era culpable hasta que se demostrara lo contrario y que tienes que velar por la vida de tus soldados".

Esa tensión vivida se endurecía con los ataques que recibían en una guerra a la que él mismo reconoce que no deberían de haber sido enviados al tener en contra la opinión del pueblo español. "A nosotros nos emboscaron en más de una ocasión. En noviembre de 2003, antes de yo llegar, sufrimos una emboscada y murieron siete miembros del CNI. En febrero también murió el comandante de la Guardia Civil Gonzalo Pérez en un ataque. La guerra no es como el Call of Duty (un videojuego), la guerra es una situación muy jodida y nosotros estábamos en una zona de combate con la insurgencia de un país y un pueblo".

En el vídeo mostrado ayer por el periódico El País, el sargento Santisteban califica la reacción de los militares de "normal". "Somos personas, la ira es parte del ser humano y esos chavales en ese momento son humanos, no soldados", dice. A pesar de considerarlo normal como ser humano, también dice que "lo condeno", las imágenes son "deplorables" y es "un caso aislado" en el Ejército, "no nos representan". "¿Que pueden salir más imágenes...? Pues sí, pero es un caso aislado", porque además repite que "no son militares, no están actuando como militares, están actuando como personas que responden con ira" en una situación de guerra. "No tenemos por qué llevarnos las manos a la cabeza", apostilla.

"Aquí hay que preguntar por qué estos chavales acceden al cuerpo de guardia. ¿Estos tíos qué hacen en el calabozo?". El problema, según el sargento, viene de la inexistencia de una Policía Militar que se encargara de la custodia de los detenidos. "Allí la Policía Militar era la guardia pretoriana del general o del coronel de turno, cuando lo que tenía que hacer eran las funciones de custodia en la base de Diwaniya, pero es que la Policía Militar que tenemos en el Ejército es una vergüenza", comenta.

Entonces, ¿quiénes se encargaban de vigilar a los presos? "Lo hacían soldados que no estaban preparados, por lo que tenía que haber policías militares cualificados", responde. Y añade que durante los cerca de dos meses que estuvo en la guerra de Irak "pasé dos días de guardia de los calabozos, una en fin de año y otra a finales de enero; yo tenía las llaves y por ahí no pasaba nadie sin mi permiso".

Sobre las responsabilidades, considera que el máximo es "el responsable de la base, el general Fulgencio Coll", aunque también "el responsable de la guardia, que es quien tiene que explicar por qué están estos tíos en el calabozo".

Santisteban considera que las imágenes se hacen públicas nueve años después de su grabación por "motivos políticos" que "pretenden echar tierra a todo el trabajo que hicimos". Recalca que "es un hecho aislado a toda la labor que realizamos" y agrega que "ensucian la imagen que el Ejército español dio en Irak".

El sargento primero de Infantería Sergio Santisteban Peña (Las Palmas de Gran Canaria, 1974) solo pudo estar unos dos meses en la guerra de Irak. Una granada lanzada desde un edificio le provocó graves heridas que forzaron su retirada. Nueve años después considera que el vídeo difundido ayer ensucia el trabajo que hicieron en el país.