El primer satélite gallego lleva un año en órbita y ha dejado en tierra a toda una "generación XaTcobeo" que ya trabaja en las principales agencias y empresas aeroespaciales del mundo. Darío Hermida (Salceda de Caselas, 1981) viajó con el ingenio al Centro de Tecnología e Investigación Espacial de la ESA en Noordwijk (ESTEC) para instalarlo en su adaptador de lanzamiento y después vivió en directo desde la Guayana francesa el emocionante despegue del cohete Vega y la posterior puesta en órbita del cubesat vigués. Gracias a este bagaje profesional firmaba el pasado noviembre un contrato indefinido en el mismo centro donde acaba de llegar el segundo satélite de la universidad olívica, el HumSat, para ser verificado.

"Estoy viviendo un sueño. Empezamos como principiantes y nos fuimos haciendo nuestro sitio gracias al esfuerzo del profesor Aguado y de todos los investigadores de un proyecto apoyado por el INTA y ESA-España. Llegar a ESTEC es muy complicado y el XaTcobeo ha sido una carta de presentación inmejorable. Le debemos todo a la experiencia en la Universidad", reconoce este ingeniero de Telecomunicaciones que participó en el desarrollo del primer satélite gallego desde sus inicios y también en el de sus sucesores, HumSat y FemtoXat, los próximos en ser enviados al espacio.

Alrededor de 2.000 expertos trabajan en ESTEC, el mayor centro europeo de ensayos de naves espaciales y satélites y uno de los primeros del mundo. Darío pertenece a la división de ingeniería mecánica, en cuyas modernas instalaciones se verifican los experimentos de la ESA y también los de la industria. De hecho, su primer proyecto en Noordwijk estuvo relacionado con una pieza del Airbus.

En los últimos meses, ha participado en los test de la misión BepiColombo, en la que colaboran la ESA y la agencia espacial japonesa JAXA para poner dos satélites en la órbita de Mercurio en 2022. Y actualmente colabora en el proyecto ExoMars, el equivalente europeo a la misión del Curiosity para explorar la superficie del planeta rojo. "La diferencia está en los instrumentos del vehículo explorador que realizará el amartizaje", comenta.

Los test del proyecto Galileo, la constelación europea de navegación por satélite que reducirá nuestra dependencia del GPS, serán su próximo cometido en ESTEC. Todas estas misiones requieren de presupuestos muy elevados, sin embargo, la investigación aeroespacial siempre acaba por revertir en la economía y el bienestar social. "Los teléfonos móviles o la televisión estarían bastante cojos sin satélites. El efecto de la inversión es multiplicativo, pero se requiere una visión a largo plazo", apunta Darío.

El ingeniero gallego se estrenó en el sector con un cubesat de apenas un kilo pero los satélites con los que trabaja ahora en Noordwijk alcanzan las 8 toneladas y los dos metros de ancho. El ESTEC dispone de equipamientos millonarios para simular las vibraciones y los cambios de temperatura que deberán soportar durante el lanzamiento: "No son como coches que pueden volver al taller. Se envían al espacio y tienen que funcionar, por eso es necesario contar con grandes simuladores como los de este centro para lograr que sobrevivan".

Participar en proyectos con tan alto nivel de exigencia conlleva una formación continua y mucha responsabilidad. "Pero también fomentan que seamos muy autónomos con nuestro trabajo, como ocurría en Vigo, y estoy encantado por ello", celebra.

Aunque mantiene la cuota obligatoria, España ha reducido en un 80% su aportación a los programas opcionales de la ESA, de ahí que la opinión en ESTEC no sea muy positiva: "Mucha gente me dice que en nuestro país deben estar locos por dejar que nos marchemos tan fácilmente. Yo me sentía muy valorado en Galicia pero aquí se trabaja a otro nivel. Desde que el XaTcobeo funcionó, Vigo se hizo un buen nombre y tiene un importante capital humano, que es lo más difícil de conseguir. Ojalá un día podamos volver para hace algo importante".