-¿Personifica el Papa Francisco el estilo de papado que el mundo necesita en estos momentos?

-Sí, no hay duda de que es el Papa adecuado para estos momentos y tenemos que darle tiempo para que nos lo muestre. Ya ha demostrado muchos años ser sensible a los temas de pobreza; nunca se calló situaciones de injusticia y fue crítico con las situaciones que no respetan la dignidad humana. Y estoy seguro de que va a continuar así. Es un hombre del pueblo, acostumbrado a viajar con la gente en metro y autobús y en sus escritos ha pedido varias veces que la Iglesia baje a la calle y se mezcle con la gente.

-Y la sociedad, ¿está preparada para hablar de solidaridad y de apoyo a la pobreza?

-Nunca se habló tanto como ahora de la solidaridad y la justicia pero, en realidad, brillan bastante por su ausencia. Somos muy egoístas. Vivimos una crisis que, en gran parte, se debe a nuestro egoísmo. No es verdad que no haya dinero, lo que ocurre es que está muy mal repartido. Hemos caído en un individualismo que nos aisla de los demás y que nos cierra los ojos ante las desgracias ajenas. Hay El testimonio del Papa Francisco influirá para cambiar muchas cosas, dentro y fuera de la Iglesia.