Miles de personas se congregaron ayer a partir de las 17.00 horas en la Plaza de San Pedro para ver la primera fumata del cónclave en el que se elegirá al sucesor de Benedicto XVI y vivieron con emoción y desilusión, respectivamente, el antes y después de la fumata negra que, nada más verse por la pantalla gigante instalada en la plaza, provocó un "ooooooh" entre todos los presentes.

Así lo vivieron los 47 jóvenes andaluces de 1º de Bachillerato que organizaron su viaje de fin de curso en esta fecha para ser testigos de este acontecimiento histórico. Daniel, Francisco, Cristóbal y Alberto aseguraron que fue "muy emocionante" el momento previo a que saliera la fumata negra, aunque alguno de ellos se mostró un poco decepcionado. Otros, sin embargo, dicen que ya se lo esperaban.

Todos ellos volverán mañana a la plaza para ver si hay más suerte y sale la fumata blanca porque tienen ilusión de ver al nuevo Papa. De él esperan que sea "un nuevo Juan Pablo II", como señala Daniel, aunque de momento no pierden las esperanzas y se van de vuelta al hotel gritando "¡El Papa, español!".

También jóvenes son María, Luis, Sergi y Fran, dos de ellos de Erasmus en Roma y los otros dos, de visita. De hecho, María comentó que ya tenía planificado el viaje para ver a Luis antes de que se anunciara la fecha del cónclave, por lo que ha sido total "casualidad". Fran se mostró un poco desilusionado al no salir fumata blanca ya que no estaba seguro de poder volver hoy. Los demás estarán puntuales para verla.

Estos universitarios españoles, que aseguraron que cuando se reúnan con sus amigos "fardarán" de haber estado presentes cuando el nuevo Papa se asome al balcón, apuestan por un Pontífice joven para que no sea, como dice Luis, un Papa de transición. Además, quieren que siga las cosas buenas iniciadas por su predecesor así como la doctrina de Juan Pablo II.

Otro grupo de amigos españoles, residentes en Roma por motivos de trabajo, discutían sobre el color de la fumata mientras abrían los paraguas frente a la fina lluvia que empezaba a caer cuando la exclamación de desilusión de la gente les hizo volver la mirada hacia la pantalla y hacia la chimenea donde el humo apenas se distinguía bien al ser negro sobre el fondo oscuro del cielo.