Con grandilocuencia y magnanimidad manifestó el sastre: "tres, sí: una pequeña, una mediana y una grande. Para que utilice la que mejor le siente".

Esta era una de las noticias de la semana, que una de las sastrerías históricas de Roma había regalado ya -como es costumbre- las tres sotanas blancas. Pero ¿por qué blancas?. Se utiliza el color blanco desde 1276, año en el que fue elegido Papa el francés Pierre de Tarentaise, popularmente conocido como Inocencio V, hoy beato. Este sería el primer Papa de la Orden de Predicadores, el cual, después de su elección decidió continuar vistiendo su sencillo hábito blanco de dominico. Desde entonces, vestir de blanco, es práctica habitual de los romanos pontífices.

Estas tres sotanas blancas aguardarán al Papa recién elegido en una sala contigua a la capilla Sixtina, la sala del llanto. Esto puede sonar a la "casa de los horrores", pero nada tiene que ver. A la stanza del pianto se accede directamente desde la capilla Sixtina, viene siendo como un vestíbulo con una pequeña ventana que no tiene uso alguno -solo de paso- excepto durante el cónclave porque allí esperan las tres sotanas blancas, cada una con su muceta roja y cordón para la cruz, zapatos de diferentes tallas, algunas camisas, etc. En definitiva, lo necesario para que el cardenal recién elegido Papa salga lo más digno posible a saludar y bendecir a varios miles de personas que esperan en la plaza de san Pedro y a varios miles de millones de personas que seguirán el evento por televisión e internet.

Hasta aquí, todo parece un cuento de hadas, un sueño de vino y rosas; sin embargo, que esta sala se llame "sala del llanto" es muy significativo. ¿Qué puede pasar por la cabeza de un hombre en esos instantes? Pensamientos, emociones y sentimientos que estallan en forma de llanto ante la presión de una responsabilidad que revela la fragilidad del hombre que sólo puede dejar lugar a la humildad y a la fe.

*Sacerdote vigués en Roma